Cata de copas Riedel

por paco
Cata Riedel Copas
Sí he dicho cata de copas y no de vinos, aunque estos son imprescindibles para hacer una cata de copas. Sin líquido no se puede beber en una copa. Por gentileza de Bodegas Santander de Valencia, fui invitado a una experiencia sensorial, en su sede de la calle Alzira, consistente en catar un mismo vino en distintas copas y así apreciar la importancia del diseño del continente para disfrutar del contenido. Aunque esto suene a seguro de hogar, me refiero a la importancia que tiene la forma de la copa para trasladar unas sensaciones u otras a la boca y nariz. esquema sabores de la lengua coleccion ideal para vinos crianza y reserva cata whisky Los señores de Riedel, que se dedican a fabricar copas de cristal desde 1756, al principio en Bohemia y después de la segunda guerra mundial en el Tirol, allá por los años 50, se dieron cuenta que la forma de la copa determinaba las características que el vino era capaz de transmitir. Su eslogan es "El contenido determina la forma". Se rodearon de una buena cantidad de expertos catadores y empezaron a probar vinos en copas distintas hasta que consiguieron determinar que formas eran las más adecuadas para cada tipo o variedad de vino. Desde entonces la colección no ha parado de crecer. No solo se han preocupado de la forma y diseño de la copa, también de la composición. En primer lugar se utiliza cristal, es decir, sodio, potasio, cuarzo y plomo, este último al menos en una proporción del 24 %, así les permite hacer las paredes de las copas más finas, ya que el plomo aporta mayor flexibilidad al cristal y se puede estirar más y mejor, ya que parece ser que el grosor de la copa influye en la percepción de los sabores. Lo determinante, además de la importancia del tamaño a efectos de la percepción de los aromas, es la curvatura de la boca de la copa, ya que según sea esta, los gestos que realicemos para beber harán que el vino se vierta en uno u otro sitio de la lengua. A bocas estrechas, el vino se concentra en un caudal pequeño y directo a la punta y centro de la lengua, mientras que si la abertura de la copa es ancha, al ser su arco mas abierto el caudal es mayor y mas plano, el vino se expande, abriéndose y cubriendo toda la lengua. No es necesario recordar que la lengua está cubierta de papilas gustativas y que cada una de ellas está especializada en un sabor (dulce, ácido, salado y amargo) y cada tipo de papilas se agrupa en distintas partes de la lengua. Las que detectan el dulce en la punta, las del ácido a los lados, las del salado en dos franjas laterales a lo largo de la lengua y las de los sabores amargos al final de la lengua. En la primera foto se ve claramente. Bueno pues el tamaño de la boca de la copa dirige al vino según sus características a unos lugares u otros para obtener la mejor relación entre las características de este y la percepción que vamos a recibir nosotros en la lengua. Parece sencillo, pero hay más de un centenar de copas diferentes, diseñadas especialmente para conseguir este objetivo. La experiencia consistió en catar un vino blanco con crianza en madera y frente a lo que se podía esperar la copa mas adecuada fue la diseñada con forma de balón, ya que los aromas de la crianza se apreciaban mejor en esta que en la diseñada para vinos blancos jóvenes como chablis y chardonay. En el caso de tintos con crianza la copa de balón, contra todo pronóstico, quedó en peor posición que la copa de tulipa grande denominada burdeos. La de la tercera foto. Después catamos un wisky. Una experiencia asombrosa ya que en la copa típica de destilados era un torrente de  alcohol en nariz y en la diseñada especialmente era todo un conjunto de aromas armoniosos, donde se percibían la turba, la madera y muchas cosas más. Como he dicho al principio toda una experiencia sensorial y una gran sorpresa. Interesante descubrir la gran influencia que tiene la forma de la copa en el mejor  disfrute del vino.

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