Un restaurante donde el culto al vino es muy, muy evidente.
Restaurante con aire de mesón o museo del vino.
Todas las paredes, incluso el techo, están abarrotadas de motivos vinícolas, botellas, cuadros, denominaciones de origen, etc. La estructura del local parece que se mantiene inalterable desde sus inicios, no hay más que fijarse en las losas del suelo, con un desgaste característico que solo puede proporcionar el uso y el tiempo.
La oferta es acertadamente tradicional, basada en el buen producto de Cantabria. El personal muy atento y acertado en sus intervenciones. Te hacen sentir muy cómodo.
La carta de vinos, como no podía ser de otro modo es enciclopédica. Con unas sugerencias al principio de la misma muy acertadas.
La elección se basó en esas sugerencias. Este Jarrarte, de la Bodega de Abel Mendoza de la DOC Rioja cumplió perfectamente. Equilibrado en aromas y sabor ¡Excelente!
De aperitivo nos ofrecieron un gazpacho de frutos rojos.
El pan que nos sirvieron estaba ¡extraordinario! no se si llegaré a tomar un pan mejor durante estos días. Crujiente, sabroso, con una miga blanda y consistente a la vez.
La elección de los platos fue en la línea de la tradición. Para empezar una anchoas de Santoña, espléndidas, acompañadas de unos pimientos del piquillo asados, que estaban exquisitos. Un bocado de diez.
La excepción iba en una línea más oriental, gambón rebozado de arroz hinchado con salsa al curry. Jugoso y original, un toque oriental para romper con la tradición.
Mollejas de cordero a la plancha. Materia prima de calidad sin nada más que un poco de ajo, que no le hace falta más.
Pochas con cocochas de bacalao. Vuelta a la tradición y a la buena materia prima.
Marmita de bonito o sorropotun, en el País Vasco le llaman marmitako. Perfecto el punto del bonito, muy tierno y sabroso. La sofisticación de las patatas redondeadas creo que le sobra, la patata rota aporta mejor sabor y consistencia al guiso.
Siento que conmigo los reposteros no tienen un buen cliente, no tomé postre.
Una buena experiencia en la ciudad de Santander, tanto para los amantes del vino como del buen comer. Muy recomendable.
BODEGA CIGALEÑA. Calle Daoiz y Velarde 19. Santander. Teléfono 942 213 062