Cuando caté el otro día la Tripel Karmeliet, recibí un comentario de Davinci preguntándome si había probado la cerveza Rosita. No la "había" probado todavía, pero bueno soy yo para que me vayan tentando con estas cosas. Si está dentro de mis posibilidades y con que sea relativamente fácil de conseguir, aunque sea a través de internet. Dicho y hecho.
Amigo Davinci, ya está probada. Gracias por la sugerencia.
Rosita es una cerveza artesanal elaborada en Tarragona, con una segunda fermentación en botella, lo que hace, como es natural, que contenga los posos de las levaduras, pero que no molestan en absoluto, ni siquiera son incómodos de tomar, si se tercia y os apetece.
Es una cerveza elaborada con cebada malteada, lúpulo, levaduras, agua y miel, sí miel.
La cerveza admite gran variedad de ingredientes, sino ahí tenéis la recientemente nacida Inédit de Damm, con cilantro, regaliz y corteza de naranja añadidos. Eso como ejemplo más próximo y reciente, pero algo debió pasar cuando en el Ducado de Baviera en 1516 promulgaron la "Ley de pureza de la cerveza" donde se decía "...es nuestro deseo enfatizar que en el futuro, en todas las ciudades, mercados y en el campo, los únicos ingredientes usados para la elaboración de cerveza deberán ser cebada, lúpulo y agua". Evidentemente esta orden estaba restringida al Ducado de Baviera, sino como calificamos a todas aquellas bebidas elaboradas con trigo fermentado que beben a miles de litros en toda Alemania, o a todas aquellas otras cervezas que utilizan más de un grano en su elaboración. Pues eso, que no hay límite para el buen hacer de los maestros cerveceros, que saben combinar adecuadamente determinados ingredientes para obtener el mejor producto. Podrá gustar más o menos, y ese es el caso de esta cerveza Rosita.
Es una cerveza de fermentación alta, con 5,5º de alcohol, de un color amarillo ámbar, algo turbia debido al poso de la fermentación, con una espuma blanca, esponjosa y poco consistente.
El carbónico es más bien escaso, lo cual es de agradecer, ya que es de burbuja fina y bien integrada en el líquido.
El aroma es a cereal malteado, afrutado, caramelo y miel. El aroma de la miel se intensifica en cuanto la cerveza se queda parada un momento en la copa y coge algo de calor.
En la boca resulta muy fresca, agradable y ligera, dulce con un final ligeramente amargo. El carbónico no molesta nada en la boca, aunque se nota su cosquilleo.
Si echo algo en falta es un poco más de amargor, pero el añadido de miel y después azúcar caramelizado para la segunda fermentación enmascaran el amargor natural del lúpulo. Yo la hubiera preferido más amarga, pero esa sería otra cerveza.
De todos modos ésta es una buena cerveza.