Celler del roure. Moixent. Valencia
Cata vino vino tinto DO Valencia Moixent
Nueva reunión de Bodegas Santander-Beal's, en la calle Alzira 15 de Valencia, en esta ocasión en torno a la Bodega Celler del Roure de Moixent, de la Denominación de Origen Valencia. Día 10 de marzo de 2009.
En esta ocasión el conductor de la sesión es Pablo Calatayud, alma mater de la bodega y creador de los vinos de reconocido prestigio en todo el mundo, Maduresa y Les Alcusses.
En primer lugar y fuera de programa compartió con nosotros su satisfacción por haber logrado, junto a otras organizaciones de la comarca, evitar la instalación de un macro vertedero de basuras a escasos metros de la bodega, del yacimiento íbero de Les Alcusses y de otros lugares de interés histórico, enológico y agrícola. Además de salvar de la merma de calidad de vida a la población afectada por la instalación del vertedero. Todo ello ha sido gracias a la solidaridad de tres pueblos que se han unido en contra de una idea disparatada, lo que ha hecho recapacitar al Conseller de Medio Ambiente y ha prometido no autorizar la instalación de ese basurero.
Después de esto nos pusimos a hablar de vinos y sobre todo de cepas y uvas, que era lo que nos traía a todos allí.
Nos explicó que ha adquirido una nueva parcela para tratar de reunir en un único lugar todo el proceso de producción, a excepción de la crianza en barrica que seguirá haciéndose en la antigua bodega, la cual será destinada exclusivamente a este menester, con lo que se ganará en espacio y comodidad al desalojar todos los depósitos y maquinaria que allí tenía instalados. En la finca nueva reunificará todos los procesos de elaboración y embotellado.
Nos contó que se encuentra en un proceso de transformación en el campo. Inicialmente plantó unas variedades de uva y ahora se ha dado cuenta que esas no son las que él quiere cultivar, está modificando mediante injertos las plantas de variedades francesas y tempranillo en variedades autóctonas, monastrell, mandó y tintorera, dejando para variedades foráneas y tempranillo entre un 20 y un 30 por cien del total. La explicación es que pretende conseguir vinos con características propias diferentes de las de otras zonas. Busca que sus vinos tengan personalidad propia, huyendo de la estandarización de los cabernet, merlot y tempranillos. Al final casi todos los vinos acabarán pareciéndose.
Explicó que está adaptando el viñedo a la plantación en lira, que consiste en un sistema de doble espaldera. A la cepa se le sacan dos brazos y estos son los que se transforman en espaldera. Esto tiene ventajas, ya que la masa foliar es doble, la aireación de los racimos más efectiva y están mejor soleados, se obtienen más racimos pero de menos peso, con lo que se consigue limitar la producción y aumentar la calidad, pero tiene el inconveniente, o ventaja según se mire, de que ha de vendimiarse a mano, no hay máquinas para vendimiar esta formación en lira.
Uno de sus objetivos inmediatos es la potenciación de la variedad maldó, autóctona de la zona. Partiendo de una campo antiguo que existía en la comarca ha conseguido experimentar con la variedad y vistos el potencial y los resultados obtenidos ha injertado plantas propias de otras variedades para producir en su lugar esta uva, que si las cosas van como él espera será una de las protagonistas de sus mejores vinos.
Realiza todas las maceraciones por separado, según la variedad de la uva y el estado de maduración y calidad, con lo que a lo largo de una campaña puede llegar a efectuar 60 o 70 maceraciones diferentes y después es cuando realiza las mezclas.
Para catar en esta ocasión había dos añadas de Les Alcusses, dos de Maduressa y una de un monovarietal de mandó.
La primera cata fue la de Les Alcusses 2006, que cuenta con un 50 o 60 por cien de monastrell, ya que piensa que en este vino va a tener cada vez más protagonismo esta variedad.
Es un vino de color picota intenso, de capa alta y buena lágrima de glicerinas.
A la nariz se aprecian aromas de fruta de la variedad, tostados de la crianza, algo de alcohol, hay que tener en cuenta que tiene 14º, frescos aromas balsámicos y de regaliz negro. En la boca se nota algo cálido, consecuencia de la percepción del alcohol, con un toque salino, una buena acidez media y un final amargo, propio de unos tanimos bien integrados.
Después probamos Les Alcusses del 2007. De éste hay que destacar antes de la cata que es un vino que está recién embotellado, por lo que el proceso de crianza está incompleto, pues le falta el reposo en botella, y desde esa perspectiva hay que analizarlo.
Es un vino de color granate intenso, con tonos azules todavía, debido a su juventud. Se aprecia más aroma de fruta negra madura que en su predecesor y unas notas balsámicas más intensas. En todo lo demás sigue la línea del anterior. Hay una línea, lo cual es importante. En la boca se aprecia más dulce en el ataque y un buen recorrido. Se intuye que mejorará mucho en la botella.
En tercer lugar probamos el Maduresa 2005, con 14,5 º. En esta línea de vino tiene la intención de ir incrementando la proporción de uva mandó, para hacerla predominante.
Es un vino de color cereza picota intenso, con capa muy alta y ribetes granates.
En la nariz resulta muy complejo y contundente, da aromas de tostados, balsámicos, toffe, regaliz, chocolate, mineral y vainilla. Algo extraordinario.
En la boca es amable, un ataque dulce, suave y redondo, con un buen paso de boca y una buena persistencia. En el posgusto vuelven a apreciarse el regaliz y el toffe.
El Maduresa 2006, 14º de alcohol, un color picota oscuro, con capa alta y unas lágrimas de glicerina muy abundantes. En nariz es tan complejo como su antecesor. Da aromas de ahumados, heno cortado, fruta madura, regaliz negro, madera noble, vainilla, grafito y balsámicos. Una pasada.
En la boca es fresco, con una acidez muy bien planteada y vivo. Llena la boca y se muestra persistente.
El quinto vino que probamos está descatalogado, es una prueba que está realizando Pablo con la variedad mandó. En esta ocasión es un vino con un 60 por cien de esa uva.
Tiene una intensidad de color picota elevada, con mucha capa. Se aprecian aromas de flores, fruta, eucalipto, especias, toffe y no hay predominio de madera. En la boca se muestra dulce en el ataque, algo astringente y bastante entero. Promete.
Éste último vino me gusto mucho y eso que al lado de los otros era difícil destacar.
Una grata experiencia. Estábamos tan a gusto que nadie se quería marchar, la velada se alargó algo más que en otras ocasiones.
Quiero felicitar a Bea y José, de Bodegas Santander, y a todo su equipo, por la labor tan encomiable que están haciendo con éstas actividades de divulgación del vino. Gracias.
Fotografías: © Paco Palanca / Instagram: @ojoalplato.blog / Facebook: @ojoalplato /Twitter: @ojoalplato /Twitter: @pacopalanca