Esta es otra de las siete cervezas trapenses que hay en el mundo, ya me quedan menos por probar. Para que una cerveza se pueda etiquetar como trapense debe reunir tres requisitos fundamentales:

Tiene que ser elaborada por los monjes trapenses o bajo su dirección.

La fábrica depende del monasterio y es parte de él y de su forma de vida.

La venta de la cerveza proporcionará los medios necesarios para el sostenimiento de los monjes y el resto se dedicará a obras sociales.

Ésta cerveza, que es una de las tres que se elaboran en Malle, dentro de la Abadía del Sagrado Corazón, está catalogada como doble. Las otras son la triple y la extra.

Tiene una segunda fermentación en botella, lo que le proporciona el característico sedimento producido por las levaduras. Es una cerveza de fermentación alta, tipo Ale, con 7º de alcohol, de fortaleza media-alta. Elaborada con cebada malteada, lúpulo, agua y levadura.

De color marrón rojizo intenso, opaco, con una espuma muy abundante al servir, de consistencia esponjosa, de color crema, que con el tiempo se vuelve más densa, manteniéndose hasta el final como un disco cubriendo el líquido.

El carbónico es muy ligero, de burbuja muy fina y muy bien integrado.

En la nariz se aprecian los aromas propios de la malta y el lúpulo, la levadura y los tostados. Algún recuerdo herbáceo muy sutil.

Se aprecian también aromas de caramelo, regaliz, toffe y café.

En la boca se nota potente, de cuerpo muy completo, con un principio dulce en la entrada de la boca del cereal y un final amargo del lúpulo.

Tiene una persistencia larga en la boca y es muy sabrosa.

Una muy buena cerveza.

Es muy fácil de localizar, en los grandes almacenes que todos estáis pensando.