Hoy he elegido para catar una de las mejores cervezas que hay en el mercado. Viene avalada por muchos premios, aunque sabemos que esto de los premios a veces no significa nada. Pero en este caso la cerveza me ha parecido muy buena, con el permiso de las opiniones más autorizadas.
Es una cerveza elaborada con tres granos según una receta del siglo diecisiete, tal como figura en su etiqueta. Por cierto una etiqueta muy atractiva, a todo color, representando una escena de siega de un cereal.
Parece ser que debido al éxito que alcanzó el pan de multicereales en determinada época, al creador de esta cerveza se le ocurrió que podía hacer una según la misma idea, varios cereales combinados, y salió este pan líquido. Lo curioso del caso es que después averiguó que esta misma elaboración ya la habían realizado años antes los monjes carmelitas de Termonde.
Es una cerveza de fermentación alta, sus ingredientes, además del agua, el lúpulo y las levaduras, son la avena, el trigo, la cebada y mucha paciencia que pone en la etiqueta.
Es de fortaleza media, con 8,4º de alcohol, de un color amarillo oro, muy buena transparencia y muy brillante.
La espuma esponjosa y muy abundante al principio, de color blanco, disminuye pronto quedando una corona sobre el líquido.
El CO2 es de burbuja muy fina y asciende desde el fondo de la copa con abundancia y regularidad. Se encuentra muy bien integrado y en la boca no es excesivamente carbónica. En otra copa o vaso diferente la presencia del CO2 puede manifestarse de distinto modo, depende de la superficie del cristal.
El aroma es a fruta, cereales, levaduras, tostados, pan, caramelo y regaliz. El bouquet del lúpulo es afrutado.
Tiene un sabor fresco, afrutado y dulce. De cuerpo medio, se nota consistente y aunque el alcohol no molesta se aprecia en la boca.
Lo que he dicho al principio, me parece una cerveza excelente, con un sabor y aromas sorprendentes.