El arte del tapeo, porque es un arte, está muy arraigado en la sociedad española. No me voy a remontar a sus orígenes, para eso están la literatura especializada (Nestor Luján. El Ritual del Aperitivo: Avisillos, Llamativos y Tapas», Barcelona, Ed Folio) y las entradas de internet. Es una actividad social por excelencia, ya que muchas veces es la excusa para reunirse con los amigos. La evolución de la tapa o aperitivo ha sido vertiginosa en los últimos años, desde que los grandes cocineros, a través de los menús largos y estrechos que se han impuesto en los restaurantes bajo la denominación de “menú degustación”, han ido experimentando y creando para presentar pequeños bocados que impactasen en nuestros sentidos.

A esta fase del arte de la tapa se le ha dado en llamar cocina en miniatura, al pasar de los pinchos y montaditos de las barras de los bares a las mesas de la alta cocina. No obstante hay grandes barras de tapas por toda la geografía española que han elevado al rango de alta cocina el arte del tapeo. Con el fin de disfrutar con los amigos “montamos” en casa una cena basada en este concepto: tapas, montaditos y aperitivos. Tanto monta, monta tanto. Esto es lo que salió a la mesa.

Ensalada crujiente al aroma de mostaza.

Tzatziki. (Pepino y yogurt griego).

Carpaccio de calabacín con piñones tostados y roquefort.

Montadito de salmón, eneldo y salsa tártara.

Montadito de lomo de atún y tomate raff rallado.

Rollitos de hojaldre con serrano y queso.

Patata rellena de caviar de mujol.

Montadito de pasta de atún al ajo y aceite con aros de guindillas.

Montadito de roquefort con cebolla caramelizada.

“Papas arrugás” bravas al mojo picón.

Montadito de tapenade.

Langostino picante sobre lecho de requesón y mango.

Garbanzos con langostinos.

Cuchara de pollo al curry con salsa de coco y anís estrellado.

Montadito de morcilla, piñones, cebolla y queso.

De postre tiramisú. Salió bien la cena. Si alguien está interesado en alguna de las recetas se la podemos enviar.