Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero cuando ese amigo además te invita a comer a su casa ¿eso como se llama? ¿dos tesoros? Si además te prepara una excelente comida temática, en este caso con productos de origen gallego, entonces eso ya no tiene nombre.  

Nos convocó con la excusa de probar unos botillos que se trajo de su tierra. Es un embutido de tripa grande que contiene costillas de cerdo y otras piezas del mismo, aderezadas con pimentón y ajo, siendo ahumado posteriormente. Su origen es principalmente de El Bierzo, pero también se elabora en zonas limítrofes de Galicia y Portugal. Para que el botillo no estuviese solo se le acompañó de otros platos que le hacían de embajadores, preparando nuestros estómagos como en un precalentamiento.  

En primer lugar pasaron por nuestro paladar unas anchoas de gran calibre, acompañadas de unos pimientos del piquillo aderezados con ajo laminado. Viendo la foto creo que no hace falta decir más.  

También hubo empanada gallega. La foto no le hace justicia, estaba más buena de lo que parece.  

Después de esto nos metimos con el botillo. Primero bien troceados para no salpicar a todos los comensales con la grasa licuada en su interior.  

Los acompañamos con cachelos (patatas gallegas) y grelos. Ambos muy suaves y cremosos. Si los grelos también.  

Este era el resultado en el plato.  

Para finalizar unas filloas, bien finas y sabrosas. Al nivel de todo lo anterior.  

Para ayudar a pasar estos manjares los acompañamos de alguna botella de vino. La mayoria de uva mencía, de la DO Bierzo, aunque también había champagne (un desliz). Esto son amigos y lo demás son cuentos.