Un restaurante de cocina oriental para toda una experiencia gastronómica
En el barrio del Raval barcelonés se encuentra este pequeño restaurante, casi camuflado tras la fachada de lo que debió ser un antiguo bar. Su cocina se basa en la combinación de las técnicas orientales con la incorporación de productos mediterráneos. La buena ejecución de los platos, la meticulosa elección de la materia prima y su equilibrio en el plato hace de Dos Palillos un lugar donde comer se convierte en algo extraordinario, algo que no se puede olvidar. La sensación después de haber estado allí es la de que se ha atravesado un nivel de conocimiento del que no hay vuelta atrás. Ahora un plato se ve de distinta manera, en él hay muchas cosas que valorar.
Su propietario y chef Albert Raurich fue jefe de cocina de El Bulli durante bastantes años. Ampliando la foto se ve la firma de Ferràn Adrià en la chaquetilla (arriba a la izquierda)
Takeshi Somekawa es la mano derecha de Albert Raurich en Dos Palillos.
En el interior hay dos espacios diferenciados, a la entrada una barra de tapas en la que se puede comer a la carta pero sin posibilidad de reservar.
En la parte posterior se encuentra el restaurante gastronómico, donde hay dos opciones de menú por 80 ó 95 euros. Consta de una barra estilo asiático, desde la que hay una panorámica de gran parte de la cocina, donde se puede observar la preparación de algunos de los platos.
El menú corto (80 €) consta de catorce platos (14) y tres postres (3), todos ellos de sobresaliente cum laude.
Umeshu sawa. Combinado a base de licor japonés que se elabora macerando ciruela o albaricoque en alcohol, al que le dan un toque local añadiéndole un poco de cava.
Camarones atrapados en la red. Alga toroto kombu sobre gambitas. Textura muy extraña de esta “red de pescadores”. Camarones crujientes a los que les han colocado unos hilos obtenidos de unas algas. Se llama Toroto Kombu, está hilada tan finamente que se deshace fácilmente en la boca. Espectacular. Un plato ideal como carta de presentación de lo que puede ser este menú.
Exquisito canapé tailandés de encurtidos a base de cebollas y pepinos, sobre una base similar a la corteza de cerdo frita.
Ensalada china de moluscos. Sunomoro. Traducido como cosas cocinadas en vinagre. Surtido de algas y moluscos. Percebe, cañailla, berberecho y almeja de concha fina. Aderezados con una vinagreta que lleva yuzu, un licor típico japonés muy ácido obtenido de un cítrico muy parecido a la mandarina
Sumi-ika y huevos. Tartar de sepia (koni kura) huevas de salmón, aceite de sisho y la propia esencia de la sepia.
Nare sushi de lubina. (sushi “madurado”) Lubina cortada en Sashimi fermentada en pasta de arroz. El ancestro chino del sushi japonés. Leer aquí la historia. Una textura diferente y un sabor muy potente.
Sashimi de ventresca de atún con yamaimo (rectángulos plegados de color blanco) tubérculo japonés que se le conoce como patata de montaña, dentro lleva mentaiko que son huevas de abadejo maceradas en jugo de yuzu y chile rojo y encima una gelatina de caldo dashi y salsa de soja.
Chawanmushi de centolla. Como un flan salado de centolla cocinado al vapor, con huevo y dashi.
Soja en tres colores. Helado de leche de soja ahumado. Baya edamame, su aceite ahumado por encima y salsa de soja envejecida.
Yuba uni. Es la nata de la leche de soja (yuba) que se forma al calentarla, tintada con soja envejecida durante dos años, importada de Japón, rellena con hueva de erizo de mar (uni), sobre una emulsión de leche de soja.
Doteyaki de ostras con tuétano de hueso de ternera, salsa de miso blanco y piel de yuzu, un cítrico japonés para aromatizar.
Noumifu de sesos de cordero, tempura china elaborada con harina de arroz de sesitos de cordero con una salsa agridulce.
Dumplings de langostinos frescos y tocino confitado de cerdo ibérico al vapor
Nippon burguer. Hamburguesa japonesa de ternera rubia gallega de nueve años de edad, por debajo pepinillo encurtido y ketchup japonés casero.
Buta kimchi. Tataki de pluma de cerdo (buta) ibérico a la brasa con kimchi. El kimchi es una salsa marinada de vegetales de origen coreano y el cerdo está aderezado con una salsa de chiles casera.
POSTRES
Chanh day (fruta de la pasión), café y granizado de cachaça.
Mizu-mochi de jengibre. Agua de jengibre (infusión) decorado con esencia de flor de azahar.
Matcha kastela, brazo de gitano relleno con una crema de té matcha.
En resumen, una experiencia gastronómica de mucha calidad, un buen ejemplo de por dónde debe ir el buen hacer en gastronomía. La estrella Michelín que ostentan está bien merecida, a pesar de la falta de lujos en el local, en contra de lo que algunos piensan que ha de ser un restaurante con estrella. Una buena cocina, personal muy preparado y ritmo en la ejecución de los platos. Es todo lo que hace falta desde mi punto de vista.
RESTAURANTE DOS PALILLOS. Carrer d'Elisabets, 9. 08001 Barcelona. Teléfono: 933 04 05 13 www.dospalillos.com