Día de excursión a la nieve, pero el tiempo no acompañó, al llegar a las pistas de Javalambre, la niebla nos hizo volver sobre nuestros pasos.
La alternativa era consolarnos con una buena mesa y nos dirigimos hacia Mora de Rubielos (Teruel), pensando que habría más alternativa que en las pequeñas poblaciones de alrededor.
En Mora nos recomendaron el restaurante El Rinconcico, en la calle Santa Lucía número 4, teléfono 978806063.
Está ubicado en una casa típica de la sierra de Teruel, en dos plantas, la primera tiene una barra y unas mesas, en la parte superior están el comedor y la cocina. El interior es funcional, con ventanas en dos de las fachadas, lo que permite la entrada de buena luz natural. Las mesas bien vestidas y equipadas. Las copas de calidad, aunque para determinados vinos tintos deberían ser algo más grandes, manteniendo la misma forma, para permitir una mejor oxigenación. Ver.
El principal inconveniente del comedor es que, al no ser muy grande y permitirse el consumo de tabaco, el humo de un cigarrillo encendido dos mesas mas allá de donde estábamos nosotros, nos molestaba bastante. Tal vez hay un problema de renovación de aire. Fue una lástima, teniendo en cuenta que el olfato es uno de los principales sentidos para disfrutar de la comida.
El servicio es atento y profesional, aunque al principio nos dio la impresión de ser poco eficiente, una vez sentados en la mesa cambió nuestra impresión por completo. Todo vino sin demoras y la sucesión de platos fue impecable.
La carta de vinos, sin ser extensa, es bastante completa, con una importante representación de vinos aragoneses, muy bien escogidos. Abundan, como una constante en todas las cartas, los vinos de Rioja y después de Ribera del Duero. Pero esto, como ya se ha comentado en otras ocasiones, es culpa de los clientes, que no sabemos pedir más que lo habitual, rioja y si no pues rioja.
Nosotros elegimos un Borsao Tres Picos, de la D. O. Campo de Borja (Zaragoza). Un vino muy bien hecho. Elaborado con uvas garnacha cien por cien, con una media crianza en madera. Es un vino muy completo, buen color de picota, con una capa alta que apenas deja pasar la luz a través suyo, con una complejidad de aromas muy bien conjuntados, entre los que se aprecia el resultado de una buena fermentación maloláctica, por los aromas a mantequilla fresca, también se nota la fruta madura y la vainilla, que le aportan un bouquet muy interesante. En la boca se nota equilibrado, suave y un final tánico agradable, como corresponde a un vino de garnacha. La persistencia en la boca es medio alta, dejando un agradable sabor y ganas de seguir bebiendo.
La carta de platos es bastante interesante, con unas entradas muy sugestivas y variadas, ensaladas, platos de pescado y carnes. El apartado de postres, que sale en otra carta, también está trabajado, no se limita a las tartas y helados típicos.
Nos sirvieron como aperitivo, un original detalle de la casa, una cucharada de migas. Nosotros elegimos para comer una escalivada con muselina y langostinos que estaba realmente buena. Sabrosa, apreciándose el gusto propio de cada elemento del plato y una muselina muy suave.
De segundo tomamos un atún a la plancha. Acompañado de unas verduras salteadas. El punto del atún venía un poco corto, pero eso nunca es un defecto, pedimos que se hiciera un poco más y sin problemas, vino perfecto. Estaba muy bueno.
El otro plato principal fue una lasaña de cordero con una muselina al ajo, pensando que estábamos en la tierra del ternasco. Este plato no me lo pude terminar, resultó algo pesado, o mi estómago después de estas fiestas no estaba para eso. Está elaborado a base de filetes de cordero y láminas de patata muy fina y frita, cubierto por una muselina al ajo gratinada. Creo que le hace falta algún ingrediente que lo aligere, algo como la excelente cebolla asada de la escalivada o calabacín, cualquier hortaliza que le aporte jugosidad y contrarreste la grasa del plato. Le acompañaba un saquito de pasta brie con foie en su interior, eso no me lo dejé.
El postre resultó excelente, una copa de granizado de gin-tónic con espuma de cítricos. Ideal para después del cordero, un juego de sabores y texturas muy conseguido.
En resumen un buen lugar para comer, con una buena relación calidad precio y buena bodega. La próxima vez que vaya tomaré los canelones de bacalao rellenos de ajoarriero. Esta vez se me pasaron por alto. Es que me gusta el bacalao ;) que le voy a hacer.