Quique sabe sacar un buen partido a la materia prima.
Cuando vas a un sitio y todo, todo sale bien, te entran unas ganas increíbles de contárselo a todos tus amigos. Eso me pasó el otro día en Quique Barella, durante la comida estuve enviando mensajes y al salir empecé a llamar por teléfono a los amigos para contarles la experiencia.
En contadas ocasiones he encontrado unos platos tan bien resueltos, pocos son los cocineros que son capaces de darle todo el protagonismo a la materia prima consiguiendo unos resultados espectaculares de sabor y equilibrio.
El local es luminoso y cómodo, con una decoración sencilla y agradable. El servicio de sala muy atento y preparado. El ritmo del servicio de los platos muy correcto. La cristalería Schott. La carta está elaborada a base de menús. Hay cuatro diferentes que seguramente cubren todos los gustos. El de arroz con dos entradas previas y postre por 22 euros. El de cinco tapas y postre por 25 euros, Jocs de Cuina, que consta de aperitivo, 2 entrantes, pescado o carne y postre por 29’50 €. Y Jocs de Cuina XL, que lleva aperitivo, 3 entrantes, pescado, carne y postre, por 39’50 €. Éste último es el que elegí.
El evento empieza con un snack de arroz con curry.
Bien aconsejados por el maitre seleccionamos este Cerrogallina, elaborado cien por cien con uva bobal en Utiel-Requena. Se comportó excelente con todos los platos, fueran de carne o de pescado. Una sorpresa muy agradable. Ya me he provisto de unas cuantas para casa.
El pan de buena calidad y muy original, blanco, de alga codium y el tercero de pistachos y nueces. Proviene del obrador de Paco Roig. El de alga es muy sorprendente, tiene auténtico sabor a mar.
El aperitivo, para entonar el cuerpo, una crema de hervido valenciano.
Ostra valenciana, sopa de fideos picantes y aire de lima. Primera toma de contacto que empezó a anunciar lo que podía ser la experiencia.
Una vieira de buen tamaño, con salsa romescu y tallarines de judías verdes. La vieira en un punto inmejorable y la salsa exquisita, al juntarse con la carne del molusco se convertía en algo nuevo. Espectacular.
Suquet de mejillones con picadillo de mojama. Un plato para recordar, la modestia de los mejillones desaparece, ya no es el primo pobre de los mariscos, la textura y el sabor eran increíbles. Muy bien acompañados por el suquet, la sorpresa de la mojama y unas pequeñas porciones de alga crujiente.
Corvina en salsa verde. Difícil se lo habían puesto a este plato sus precedentes, pero mantuvo el nivel. Pescado en su punto y una salsa que realzaba las bondades de la corvina.
Molleja de ternera glaseada con tupinambo. Increíblemente tierna y sabrosa. El puré de tupinambo a su altura. Excelente. Después de este plato en la mesa se oyó la palabra genio en referencia a Quique Barella.
Sorbete de guisantes con coliflor y cítricos. Una propuesta arriesgada para un postre, que puede generar entusiasmo o indiferencia, dependiendo del comensal.
Torrija de horchata y helado casero de canela. Extraordinario, un postre que se recuerda.
Para finalizar unos financier y rocas de chocolate. A la altura de todo lo demás.
Como he dicho al principio un disfrute de comida. Hay un genio en la cocina de la calle Finlandia número 7 de Valencia.
Teléfono 963 93 63 00.