Menú de primavera en Audrey’s. La estrella de Calpe.
Después del extraordinario sabor de boca que nos dejó la primera visita al restaurante Audrey’s del Hotel Diamante Beach, ha sido motivo suficiente para volver saber que su chef, Rafa Soler Atanet, había estrenado el nuevo menú degustación de primavera. Con muchas ganas de volver a probar esa cocina de alto nivel, con unas raices mediterráneas claras, salpimentada con toques exóticos, pero sin perder la esencia de la cocina local que tan bien domina.
Todos los detalles están cuidados al máximo, un ejemplo es la presentación y variedad del pan: una coca tradicional de aceite de oliva, de cereal con centeno, espelta y semillas de amapola y pan blanco con doble fermentación y masa madre. Había que probar los tres.
Para los aperitivos empezamos con un amontillado Micaela de Bodegas Barón. Vino generoso elaborado con doble crianza, biológica y oxidativa. Sabor marino excepcional.
Los aperitivos: De derecha a izquierda, queso vegetal, sepia bruta, Dim sum de cerdo ibérico y al final capuchino de setas. Una orquestación perfecta, de suave a intenso y de sencillo a complejo.
Gazpacho de manzana verde con arenque ahumado y flor morada de albahaca: muy rico, colorido y refrescante.
Mestizaje. Vino blanco de la Bodega Mustiguillo, DO Pago El Terrerazo, elaborado con uvas merseguera, viognier y malvasía. Fresco y aromático (flores y cítricos).
Maíz con huitlacoche y pamplinas: Variaciones alrededor del maíz. Debajo del disco de masa de maíz estaba el huitlacoche que es un hongo negro, muy usado en la cocina mejicana. Arriesgado e interesante.
Cullerot: De la Bodega Celler del Roure, DO Valencia, elaborado con pedro ximénez, verdil, chardonnay, macabeo. Fermentación en vasija de barro y crianza en barrica de roble. Aromas de frutas blancas y cítricos. Un vino muy interesante.
Raíces, tallos y hojas: Remolacha, alcachofa, endivia, etc… Contraste de colores con el sabor amargo como hilo conductor.
Lomo de conejo asado con zanahorias: Un plato muy apetitoso, jugoso y tierno.
Consomé de galeras con habitas crudas, almejas e hinojo marino: Exquisita combinación. Para repetir.
El Transistor, blanco de Rueda de la Bodega Telmo Rodríguez. Elaborado con verdejo. Criado en barrica y fudres combinados. Aromas a hinojo y balsámicos. Excelente varietal de verdejo.
Gamba roja con emulsión de pastis, acelga fresca y huevas de tobiko coloreadas con wasabi Sigue siendo el icono de la gastronomía de La Marina y plato insignia de Rafa Soler. Perfecta de sabor y textura.
Garrofón con caldo de gallina, blanquet, gurumelos y ajo negro decorando: Plato que te lleva a lo mejor de tierra adentro. Estupendo.
Solanera. Vino de autor con diez meses de crianza en barrica, D.O Yecla. Elaborado con uva monastrell, cabernet sauvignon y garnacha tintorera de cepas viejas. Vino con recuerdos a fruta madura y aromas especiados. 94 puntos Parker, con una excelente relación calidad precio.
Parpatana de atún rojo con jengibre y tomate simshi: Extraordinario. Este plato lo borda ¡Fantástico!
Arroz de pato con jugo de caracoles picante y mahonesa cítrica: receta novedosa y sorprendente, pero a la vez arraigada en la culinaria tradicional. La genialidad está en saber combinar estos elementos.
Manitas con cigalas y gallo de corral: Extraordinaria melosidad. Sorprendente combinación mar y montaña, pero la cigala no se rinde, juega un extraordinario papel en el conjunto reforzada por el alga.
Carabibas Vendimia Seleccionada 2012 de la bodega Sierra de Cabreras, DO Alicante, está elaborado con las variedades cabernet sauvignon, merlot y monastrell. Con nueve meses de crianza en barricas de roble francés. Se perciben intensos aromas a frutas y balsámicos.
Los postres no son nada convencionales, hasta el final de la comida surge la sorpresa. Hierbas, flores, emulsión de albahaca y limón. Un bouquet de flores sobre una base cremosa.
Cava Conde de Haro. Brut vintage 2011. Cava elaborado en La Rioja, con las variedades viura como base principal y un poco de malvasía. Un acierto para tomar con este postre por el punto de acidez, a pesar de ser un vino de aperitivo.
Tamarindo con boniato picante, anís y almendras tiernas: Arriesgando.
Llegar al final es una lástima, porque la fiesta de los sentidos se acaba, una experiencia que siempre se queda corta y que te deja con ganas de volver pronto.
Estoy seguro de que la crítica profesional ya ha tomado buena nota para las valoraciones que le darán en la edición de las próximas guías.