Si os apetece comer de un modo tradicional éste es el sitio. Platos de toda la vida en un entorno acorde con lo que se sirve.
Está situado en la calle Felip María Garín, 4, 46021 Valencia, Teléfono 963 37 04 27. La entrada es por la primera bocacalle de la izquierda de la Avenida del Puerto. Se encuentra detrás de la gasolinera de la Avenida de Aragón.
El local decorado en su mayoría con laminados de madera oscura en las paredes y una iluminación de mediana intensidad, favorece la sensación de un ambiente intimista y bastante recogido.
Si sois un grupo suficiente os recomiendo una mesa redonda para seis u ocho personas que hay al fondo del local.
La atención al vino es una de las características de este local, así como su extensa carta de destilados. Al entrar hay una barra en la que se encuentran expuestos algunos de los vinos que se pueden disfrutar. La carta de los vinos no es muy extensa, pero están bien escogidas las referencias que contiene y es más que suficiente para la mayoría de clientes. Además hay vinos con una muy buena RCP, como el primero que tomamos nosotros.
Las mesas están bien equipadas, con buenos manteles, aunque las copas se podrían mejorar, teniendo en cuenta la atención que se le presta aquí al vino.
Nos sirvieron un menú largo, al gusto de la casa. Empezamos con unos aperitivos bastante clásicos, ajoarriero, muy gustoso, y también unas anchoas con tomate confitado, queso de cabra, todo ello sobre una coca de cerveza, aderezadas con un poco de vinagre balsámico. Es un bocado para repetir, sin duda. Lamento no tener foto de las anchoas, pues también tenían buena pinta.
Después un plato muy valenciano “esgarrat” (pimiento en tiras con bacalao desmigado), de buena calidad sus ingredientes.
Luego una ensalada de tomate con atún, cebolla y unas guindillas en vinagre.
El primer vino, como ya he dicho con una RCP impresionante, fue este Hacienda López de Haro. DOC Rioja, crianza del 2008. Fácil de tomar, un vino entre la tradición riojana y la modernidad. Amable, equilibrado y redondo. Elaborado por Bodega Clássica con las variedades tempranillo, garnacha tinta y graciano y con una crianza de 18 meses en barricas. Para acabar de redondearlo tiene 91 puntos Parker y su precio está por los seis euros en tienda.
Un plato de jamón y lomo embuchado. De Guijuelo nos dijeron. Estaba bueno.
Terrina de foie con confituras de violeta, tomate, naranja y manzana.
Continuamos con una botella de La Vicalanda, reserva del 2005. DOC Rioja. Elaborado por Bodegas Bilbaínas con la variedad tempranillo. Un vino excelente, con cuerpo, aromas especiados y fruta madura. Suave y sedoso en boca y un retrogusto largo.
Cebolla asada rellena de tomate confitado, jamón y reducción de cebollino. Sorprendente este plato.
A continuación salieron dos platos fuera de lugar, desde mi punto de vista, uno fue este calamar a la plancha. Lo hubiera puesto antes del jamón. Eso sí, estaba muy tierno y sabroso.
Luego otro plato que yo hubiera sacado más pronto, después del calamar. Éste era de quisquillas y cigalas a la plancha con jamón y ajos tiernos. La calidad del plato sin discusión.
El último vino este Pago de los Capellanes, crianza 2008, DO Ribera del Duero. Uno de mis vinos preferidos, incluso diría que el joven aún me gusta más. Elaborado con la variedad tempranillo. Tiene unos aromas muy intensos y equilibrados entre la fruta y la madera. Es un vino muy franco, con una entrada en boca suave, amplia y aterciopelada. Con un final largo y persistente. Extraordinario.
Para finalizar una muestra de carnes. Entrecot trinchado.
Solomillo.
Y rabo de toro. Todas ellas, a pesar de la cantidad de platos que ya habíamos comido, las encontramos exquisitas.
De postre unas clásicas trufas con profiteroles.
A la vista de lo expuesto me reitero en lo dicho al principio, un lugar donde comer bien de una forma tradicional. La cocina clásica también nos puede sorprender.