De paso por Sigüenza era obligado probar algún restaurante del lugar. De forma aleatoria entramos en Calle Mayor. He de decir que ayudó bastante el aspecto cuidado y una plaquita de Michelín 2007 que había en la fachada del local.
Es un edificio histórico, según indica en su página web, una casona nobiliaria del siglo XVI. Ubicado en la calle Mayor número 21 de Sigüenza, Guadalajara. Teléfono 949 391 748.
Como he dicho el aspecto interior es muy pulcro y agradable, con detalles bien cuidados, en las fotos se aprecia bien. El servicio bastante preparado y suficiente en número.
La carta de vinos sin ser muy extensa es bastante ámplia. Predominan los vinos de la zona, como debe ser. Vinos de Castilla y León, Ribera del Duero, después Rioja, algo de Somontano y poco más. Elegimos un Summa varietalis, de Dominio de Valdepusa, Marqués de Griñón, para más señas. Es un vino que siempre encuentro bueno. Está elaborado con shiraz, cabernet sauvignon y petit verdot. El color muy intenso, de capa alta y color picota, muy entero todavía. Era del 2003 y no se le veía nada evolucionado. En nariz se mostró al principio algo cerrado, pero de una forma pausada fue mostrando lo que encerraba, frutas maduras, algo vegetal proveniente del cabernet, torrefactos muy elegantes y regaliz. El precio en carta 21 euros, cuando yo lo he comprado en tienda a 19 y 20 euros.
La carta de platos muy sugerente, con entradas muy interesantes y prometedoras, tres platos de pescado típicos, lubina, dorada y bacalao y un apartado de carnes bastante extenso, interesante y prometedor, lástima que no podía probarlo todo. Había cabritillo en varias elaboraciones, cordero, cochinillo, entrecot y solomillo claro, etc.
Los postres también atractivos y de elaboración en el propio restaurante.
Como queríamos probar el mayor número de cosas posible pedimos el menú degustación, 27 euros, con seis entradas pequeñas y un segundo plato a elegir de una selección de la carta, no de todos.
Tomamos de primero un milhojas de salmón, con buen salmón pero sin ningún secreto, salmón y queso de extender alternos. Después un canapé de foie acompañado de trompetas de la muerte confitadas. A continuación unos pimientos del piquillo con una muselina de brandada de bacalao gratinada, predominaba mucho el sabor del pimiento, la brandada es muy suave para él. Luego unas sardinas ahumadas, que fueron la estrella de la comida, acompañadas de calabacín y berenjena confitados. A continuación , y para finalizar las entradas, unas croquetas de brandada de bacalao, muy suaves.
De plato principal nos pedimos cordero al horno y cochinillo confitado. Buena elaboración, aunque el cochinillo venía con exceso de grasa.
De postres un tiramisú, que nos dejamos por un ligero sabor rancio, atribuible al queso mascarpone, y una tarta tatín buena. Tarta de manzana elaborada al revés, con las manzanas debajo y la masa encima.
En conclusión, buen local, buen servicio, comida bien elaborada, con la excepción del tiramisú, y una cartas de platos y de vinos sugerentes.