UN RESTAURANTE CHINO "DIFERENTE"
Ni todos los gatos son pardos, ni todos los restaurantes chinos son iguales, al menos uno no es como los demás. Yo he tenido muy poca afición a estos restaurantes, tal vez porque todos me han parecido siempre muy similares, hasta que he conocido este.
Aunque tanto el exterior como el interior pueden ser del mismo estilo que todos los demás, la diferencia de éste radica en su carta y su cocina. Que pensándolo un poco va a resultar que es lo más importante de un restaurante, sin desmerecer muchas otras cosas que también son necesarias y elementales.
¿Qué porqué es diferente? Pues porque cuando abres la carta no te encuentras el habitual arroz blanco con almendras, o el tres delicias, o el cerdo agridulce. Lo que hay en la carta son platos diferentes, que te sugieren que esa sí debe de ser la auténtica cocina china. De hecho es el único restaurante chino que conozco al que acuden chinos a comer.
Como he dicho, el interior no difiere mucho de la estética de este tipo de restaurantes, aunque manteles y servilletas son de tela y las mesas de un tamaño mediano, con espacio entre ellas. De la vajilla y cristalería solo se puede decir que es muy mejorable.
Lo que no faltan son los imprescindibles palillos para comer. Es un buen ejercicio al que me aplico en cada ocasión, pero aún me falta mucho para dominar la técnica que permite hacer toda una comida con ellos.
La carta de vinos, aunque es mejor que en otros muchos restaurantes, sigue la tónica de la escasez de referencias y todas ellas muy clásicas. También es verdad que la armonía entre los vinos y los platos chinos está poco estudiada por mi parte, pienso que una buena solución deben ser los vinos generosos, sobre todo manzanillas y finos. Ante el poco interés que me produjo la carta de vinos me incliné por una cerveza china, elaborada sin duda exclusivamente para la exportación. Era como cualquier cerveza española de gama media. Lo único destacable era un sabor algo más pronunciado a regaliz que las Mahou y San Miguel de por aquí.
Existe una oferta de menús elaborados según el número de comensales. El que voy a contar es el menú para dos personas (19,80 euros), al que le añadimos un par de platos de la carta que queríamos probar y no se incluían en este menú. Nos advirtieron que era demasiada comida para dos y tengo que confirmar que era cierto, no solo por los platos añadidos, sino por que los cinco platos que componen el menú son además de raciones generosas. Los siete platos compartidos abrían dado de comer a cuatro personas suficientemente.
El primero era una ensalada de hongo blanco, con sésamo tostado. Más parecido a un alga, pero no lo es. Tiene una textura casi gelatinosa y un sabor delicado y agradable. Es el que más me gustó.
Seguimos con el rollo especial primavera, que aunque su nombre es el mismo que el de los otros restaurantes, no tiene mucho que ver, empezando por la pasta exterior, siguiendo por el contenido y finalizando por la salsa. Muy diferente y bueno.
Un arroz de la casa, bien presentado, apetitoso, con abundantes verduras, grano suelto y sabroso.
Uno de los platos que no formaba parte del menú, el huevo de los mil años, de pato con salsa de jengibre. Espectacular a la vista y suave en la boca, a pesar de la salsa. Se elaboraban enterrando los huevos, de pato generalmente, en una tierra de cenizas, cáscara de granos y cal. Pero desde luego no mil años, sino mucho menos tiempo, algunas semanas como mucho. Ahora se hacen industrialmente a base de una solución salina con algo más que pocos deben saber. Desde luego con esta forma de cocinar los huevos el resultado es espectacular.
Unos fideos de arroz Long Xu con verduras que me gustaron bastante. Llevaba una especie de láminas de carne crujiente, o eso me pareció, que le daba un toque sorprendente.
El último plato era ternera de Tian Fu. Un filete rebozado y aliñado en una salsa agridulce que le daba buen sabor, acompañado de unas verduras que parecían hechas en wok.
En conclusión un restaurante que se sale del molde de los tradicionales chinos que todos conocemos, muy occidentalizados y estandarizados como si perteneciesen a una franquicia.
El precio alrededor de quince euros por persona, seguro que con vino hubiese sido más caro. Para repetir alguna vez más.
La dirección es calle Lorca 11, Valencia 46018. Alzira número 3 en 46007 Valencia, casi esquina a la calle Cuenca. Teléfono 963824962.