La gastronomía tradicional cordobesa en la alta cocina
Con motivo de la reciente publicación de la lista de las estrellas Michelín, he visto un viejo conocido mío, de mi última visita a Córdoba, el 12 de abril de 2011. En aquella fecha realicé una visita que estaba sin publicar y, más vale tarde que nunca, aquí os dejo mis impresiones. Este restaurante está en el barrio popular de la Fuensanta de Córdoba, sus orígenes son del bar/restaurante familiar donde el padre de Kisko García elaboraba sus platos de cocina tradicional con una mano y un mimo que provocaría en el joven Kisko el interés por este oficio.
El local decorado de forma sencilla pero agradable, resulta muy acogedor.
Las mesas bien vestidas y equipadas, vajilla moderna y cristalería Riedel. Al entrar había un olor a flores muy intenso.
La carta, de grandes dimensiones, que incluso resulta difícil de manejar, pero muy artística, tenía una oferta reducida, lo cual indica la existencia de producto fresco para la elaboración de los platos. Existían dos menús degustación más extensos, en aquellos momentos tenían unos precios de 45 euros y de 35 euros. Seguramente, después del tiempo transcurrido esto ha cambiado.
El aceite imprescindible en Córdoba, éste de Priego de Córdoba, de una excelente calidad, acompañado de pan de obrador propio.
Empezamos con una mazamorra cordobesa, con gamba blanca de Huelva y huevas de pez volador. La mazamorra es otra sopa fría de la cocina andaluza, típica de Córdoba; se diferencia del salmorejo cordobés por no llevar tomate, se hace con pan, ajo, vinagre, aceite y sal.
La ostra ibérica con caldo de jamón y limón marroquí. Lo de ibérica le viene porque está preparada o pochada con un caldo caliente de jamón.
El vino elegido fue uno de la tierra, Castillo de Baena, un coupage de syrah y tempranillo, con un periodo medio de paso por barrica, 6 meses.
Galleta de maíz con queso rallado de Los Pedroches.
Plato de primavera. Verduritas de temporada con emulsión de setas.
Pollo al ajillo.
Huevos pasados por agua de pimientos. El interior del huevo permanecía algo frío.
Rabo de toro marino, que sin duda sorprende, era un galete de atún de almadraba estofado. (Galete: Parte interna de la carne del atún, alrededor del oído, bajo la garganta). Rememora algunos de los guisos de antaño que hacían las mujeres gaditanas con las cabezas del atún.
Cochinillo hecho eternamente con crema de ajo y salsa de naranja. Es el plato que más me gustó.
Degustación de quesos, que salieron un poco fríos. San Simón, Camembert de Normandía, Aufea’l Pitu y un queso azul del que no recuerdo su nombre. Iban acompañados de membrillo, naranja amarga, frambuesa y garrapiñadas. Lo acompañé de un PX de Alvear.
De postre natillas de mamá con helado de galleta María.
Sin duda el mejor sitio de Córdoba y supongo que en este tiempo ha debido mejorar mucho, los galardones obtenidos así lo indican.