El pasado 2 de febrero conocí este restaurante. Es una nueva propuesta en la ciudad, en la que se aprecia un esfuerzo por presentar una idea diferente e innovadora. Las crisis agudizan la imaginación.

Está en una pequeña calle llamada Creu Nova, en el número 4, de 46002 Valencia. Es una calle que va de la Paz a la Plaza del Patriarca. Teléfono 963 258 919. Aquí su página web.

En la entrada al restaurante existe una zona dedicada a la venta de productos gourmet. Para mi es una buena tarjeta de presentación, ya que indica una inquietud por la selección de las materias primas.

El local está decorado de un modo difícil de calificar para alguien sin idea como yo. No sabría definirlo, pero el aire es muy moderno y buscando la sencillez en las formas. La iluminación del comedor interior es un gran acierto, ya que la intensidad se regula individualmente en cada mesa, con lo que todo el mundo tiene la luz que le apetece. Eso sí es una luz muy blanca y fría. La cristalería es de la marca WMF

Lo primero que me sorprendió fue la carta de cervezas. 25 cervezas diferentes, dos de ellas de grifo, pero no cualquier cerveza, los grifos son de Pilsner Urquell y de Tripel Karmeliet. Las otras 23 cervezas son de Bélgica, España, Estados Unidos o Austria. Todas ellas bien detalladas y catadas. Para comer el primer día tomé la cerveza valenciana Tyris. El segundo día que fui, por la noche, probé una elaborada con quinoa. La carta de vinos no es muy extensa pero los vinos elegidos son interesantes en su mayoría. Además existe la posibilidad de pedir algunos de ellos por copas, incluso un cava. Existe un menú del día por 14 euros, con dos opciones de primero, dos de segundo y dos postres a elegir. También existe una carta y un menú degustación, éste por 30 euros que se puede consultar aquí.

Me llamó la atención que en el menú del día el pan es surtido, como cuando se come a la carta. El servicio del café incluye cuatro tipos de azúcar aromatizados. Uno con naranja, otro con canela, otro con vainilla y el cuarto creo que con cardamomo, y si no lo es debería serlo. Yo no los probé ya que, además de tomar el café sin azúcar, me parecería una equivocación cambiarle el aroma a un café como el Illy, que es el que sirven. En dos días diferentes he probado el menú del día y el menú degustación. En general estaba todo bien elaborado. El arroz meloso de galeras de mediodía cocido en el momento, aunque salió un poco duro. El concepto de “al dente” no se le debería aplicar al arroz. Interesante el ceviche verde de lima y tequila con vieiras. Esperaba otra cosa de la crema catalana de torta del casar, creo que se puede mejorar bastante. Un poco escaso el "falso nigiri de chipirón", pero muy original. Los postres bien. Al final de la comida pedí un gin-tonic con la nueva ginebra valenciana GINSELF. Elaborada artesanalmente a partir de alcohol de remolacha y aromatizada con mandarina, azahar y chufa.  Estuvo bien servido, con suficiente hielo, aunque con un exceso de piel de naranja que aromatizaba demasiado el combinado. El servicio excelente. Vale la pena probar el lugar y juzgarlo en persona.