Hay restaurantes que te llegan, que te encuentras a gusto en ellos. ¿Será porque responden a lo que para ti debe ser un restaurante? Un lugar al que vas a comer, pero no solo eso. Vas porque quieres que te mimen, que te ofrezcan cosas que tú no te puedes hacer, por falta de medios o de técnica culinaria, que te consideren parte del proyecto, porque un restaurante sin clientes no es nada.
Me gustan los restaurantes donde hacer las cosas bien, o al menos intentarlo, no es algo extraordinario, sino la apuesta de cada día y hacerlo con naturalidad, sin artificiosidad.
Me gustan esos restaurantes donde se nota que cada día han intentado hacer algo mejor.
Me gusta encontrar un equipo homogéneo y conjuntado, sin altibajos en los resultados en función de quien te atiende o del día de descanso de una persona clave del equipo.
Me gusta encontrarme que si pido zona de no fumadores, no voy a tener a cinco metros una mesa de fumadores sin separación. Me gusta tener espacio vital suficiente a mi alrededor, no me apetece tener mi espalda contra la de otro comensal de la mesa vecina.
Me gusta tener, "al menos", las mismas comodidades que en mi casa, manteles adecuados, cubertería y vajilla atractiva y en condiciones y cristalería buena. Si voy a pagar una pasta por una botella de vino quiero bebérmela en unas buenas copas que además sean adecuadas al tipo de vino que he pedido, eso va incluido en el precio.
Quiero que el plato que voy a tomar venga en óptimas condiciones, de temperatura y elaboración, que tenga un valor añadido, un solomillo a la plancha no puede ser solo eso, se supone que hay profesionales en las cocinas de los restaurantes.
Valoro la inquietud por superarse y que el cliente cada día se marche satisfecho y contento, con ganas de volver.
Pues hay un sitio en el que encuentro muchas de esas cosas.
El Restaurante El Respirall de Alzira, es un lugar que reúne algunas de esas características. Ya he hablado de él en dos ocasiones anteriores, ésta y ésta otra.
El local tiene unas vistas preciosas al valle de la Murta, en la primera foto se aprecia.
El mobiliario y la distribución están bien pensados. El espacio está aprovechado, pero se han respetado los espacios mínimos necesarios, como lugares de paso y distancia entre las mesas. Tiene una zona de fumadores cerrada por cristales, además de un comedor privado.
Pero el mejor valor de este restaurante es el equipo humano, transmiten seguridad y profesionalidad. Además, lo más importante para mí, ganas de hacerlo bien.
Quien me conoce sabe que no me mueve ningún interés personal en mis comentarios, quien no me conoce que se fije en la trayectoria de lo escrito hasta ahora. Igual que digo lo que no me gusta, tengo que decir lo que me gusta.
Entrando en lo concreto. Empezamos por la carta, contiene algo más de una docena de entradas, algunas ya las he probado y son muy interesantes. Están pensadas como medias raciones, para tener la posibilidad de probar más de una. Existen tres platos principales de pescado, atún, gallo y bacalao, y cuatro o cinco platos de carne.
Existe una buena oferta de arroces, ya probé uno la vez anterior y quedé encantado. La mayoría de las mesas que nos rodeaban tenían como plato principal arroces y fideuá.
En la carta hay una relación de distintos aceites, se puede pedir que el plato sea elaborado con alguno de ellos, igual con la sal, hay varios tipos para elegir. También tiene carta de aguas.
En esta ocasión nos pedimos cuatro entradas para compartir, ensalada Murta, vieira con arroz vénere, foie fresco con queso de cabra caramelizado y rabo de toro. Lo que más me gustó fue la vieira, lo que menos el foie, venía con venas y no estaba en su punto, algo corto.
De segundo pedimos bacalao con berberechos, solomillo al foie con puré de lentejas y atún rojo con tirabeques y setas. Todos ellos exquisitos, en su punto y bien resueltos.
De postre nos pedimos una ración y media de una tabla de quesos, bien seleccionados y en su punto de curación.
En los platos se nota que hay imaginación y creatividad. Utilizan algunas veces la técnica de la esferificación (ver vídeo), lo cual es una pista que indica el interés por estar al día en las nuevas tendencias, sin abandonar la base fundamental de la cocina que es la materia prima de calidad.
Tomamos tres cervezas de aperitivo, con unas aceitunas arbequinas, y durante la comida una botella de vino Tilenus, de la D.O. Bierzo y dos botellas de agua.
Al final dos cafés y un cortado, buenos. Precio por persona 40 euros. Buena RCP.
El principal problema para llegar a este restaurante es la falta de indicaciones, se encuentra en la calle Serra de la Murta, en la Urbanización "El Respirall". 46600 Alzira, Valencia, teléfono 962.413.223.
Fotos de la cuarta vez que visito este restaurante, ver comentario número diez más abajo.