Viernes noche y el restaurante completo. Está claro que la crisis afecta más a quien no lo hace del todo bien. Porqué si no hay restaurantes vacíos y otros en los que cuesta conseguir una mesa.
Este fue el caso de esa noche. Conseguimos la última mesa que había libre con previa reserva a las ocho de la tarde, que no fue llegar y besar el santo.
Estoy hablando del restaurante Entrevins, en la calle Paz 7 (nueva ubicación). Reina Doña María número 3. Valencia 46006. Teléfono 963.333.523. Está en pleno barrio de Russafa. Hay que ver como se está revitalizando. Tiene una de las mejores ofertas en vinos de la ciudad.
El restaurante ha sufrido una remodelación recientemente, pues había leído algún comentario sobre la escasez de luz y para nada esa es la sensación actual.
Es un local con un diseño original, donde se combinan elementos rústicos con modernos, las mesas son amplias y con separación suficiente entre ellas, aunque la nuestra estaba en un rincón, era la que estaba peor ubicada, pero supongo que fuimos los últimos en reservar y nos tocó.
La presentación de las mesas es correcta, la vajilla en ocasiones es incómoda, pues hay platos con tanta profundidad y estreches que hay que utilizar los cubiertos en una posición muy vertical y realmente descarnar una codorniz en esa posición es difícil.
Las copas son adecuadas, marca Schott, y el servicio del vino muy correcto. Nos decantaron el vino y el agua.
El servicio bien preparado, el sumiller, de origen francés, conoce muy bien su trabajo.
La carta de vinos es muy extensa y organizada de una forma muy original, por zonas geográficas, en lugar de denominaciones de origen. Hay una buena exposición de vinos y se pueden adquirir para llevar a casa. Se puede pedir que te armonicen el vino con los platos, te van sirviendo una copa de vino distinta con cada plato.
Se nos recomendó un merlot de la zona de Burdeos, denominación Cotes Castillon de nombre Chateau Poupille, año 2003. Resultó un vino un poco cerrado al principio, pero fue abriéndose poco a poco y aportando unos matices bastante complejos, sobre todo florales, después tostados y también afrutados. En la boca se notaba muy suave y redondo, con unos tañimos muy ligeros. Se ve que los años de botella le han sentado muy bien. Precio 23 euros.
La carta de platos es muy reducida, solo se pueden pedir dos menús degustación, más otro menú de cuchara a mediodía.
El primer menú, denominado de mercado consta de dos entradas para compartir, una entrada individual y luego un plato de carne o pescado a elegir, por 25 euros. El otro menú son nueve platos a elegir por el chef y ese cuesta 35 euros. Los postres están incluidos.
Nos decidimos por el largo, pues daba por hecho que serían raciones reducidas, como así fue. De otro modo no se podría llegar al final, aun así se acaba bastante satisfecho.
Este menú consistió en nueve tapas, pues más que platos era cocina en miniatura. De primero un chupito de espárragos y un tartar de marisco asado. El tartar refrescante y bueno.
Después un timbal de verduras y atún ahumado. El atún muy bueno, es como un salazón.
Luego hojaldre con cangrejo de tierra (¿),
Seguido de un risotto de queso parmesano y cecina de León, este estaba muy conseguido pero la cecina algo salada al deshidratarse por el calor.
A continuación pulpo seco con setas en su consomé.
Después merluza con verdura, el mejor plato de todos.
Secreto ibérico sobre puré de berzas y coulant de frutos rojos, este me lo dejé entero, estaba muy duro. Quién atendía la mesa no me preguntó por qué.
Al final codorniz con ciruelas rellena de foie acompañada de crema de verduras. Difícil de comer a causa de la altura de los laterales del plato.
De postre nos dieron a elegir entre tres, pedimos mouse de menta con helado de piña y mango, estupendo.
El café estaba bueno. Tienen carta de infusiones, muchas infusiones.
La conclusión es que la sala y el servicio de mesa y vino muy bien, pero los platos no acaban de estar redondos, falta una línea estable en el nivel, hay algunos altibajos, y en el ritmo y sucesión de los platos, conforme se fue llenando el restaurante los platos tardaban más tiempo en salir.
Vale la pena probarlo.