Para llegar a este restaurante, hay que tomar la salida de Oliva de la autopista A7 en dirección Alicante desde Valencia. Se retrocede un pequeño trecho hasta encontrar la indicación Pîles y se entra siguiendo la dirección al mar, hasta llegar a la misma orilla. Allí mismo en la Avenida del mar número 1 de Piles, Valencia, se encuentra. Teléfono 962831353 ó 605282772.
El edificio está justo en primera línea de playa, dos plantas, una para fumadores y la de arriba para no fumadores. Afortunadamente elegí la de no fumadores, las vistas son estupendas desde el piso de arriba.
El local es luminoso, no se entendería de otro modo, un local a la orilla del Mediterráneo tiene que ser así por necesidad. Pensad en los cuadros de Sorolla.
El espacio entre las mesas es adecuado, éstas son amplias y bien vestidas, con doble mantel, con tonos lilas. El mantel de encima parece blanco, pero el revés es del mismo color que el mantel de abajo. Vajillas y cubertería correctos, las copas son muy mejorables, marca ARC France. El servicio del vino correcto.
El servicio muy atento y con buena preparación. Había una mesa con niños y se portó de maravilla con ellos.
La carta de vinos está bien, pero le falta dentro de los blancos algo de variedad, la gran mayoría son blancos sin crianza ni barrica, excepto el Belondrade y Lurton, de Rueda, lo que dificulta armonizar un blanco para los menús degustación, que tienen platos de marisco y platos de carne. Hacen falta algunos blancos con cuerpo para cubrir este espacio. Los tintos sin problemas, abundantes y variados. Pero con un predominio en carta de platos de pescados y arroces creo que se debería mejorar la oferta de blancos más complejos. Ya sé que es un problema de cultura vinícola, son muy pocos los clientes que saben valorar el papel de un blanco con cuerpo, incluso algunos se asombrarían si supiesen que los blancos son mejores para los quesos que los tintos. Aquí hay un problema de tradición manchega. Pero bueno esto es materia de otro comentario.
A la vista del menú que iba a elegir me pedí un Belondrade y Lurton, 100% verdejo de Rueda Fermentado en barrica. 28 euros, un 25% sobre precio de tienda, lo cual está muy bien, no es el 100% al que nos tienen acostumbrados en muchos sitios.
La carta de platos es muy adecuada para el lugar donde está el restaurante. Al principio hay cuatro menús elaborados para elegir, desde los 20 euros a los 48. Incluso uno para compartir entre dos por la noche por 30 euros.
Después hay tapas y entrantes, con predominio de la materia prima del mar. Mariscos, ensaladas y arroces. Carnes, pescados y postres. Una buena variedad para elegir. Con precios muy razonables.
Yo elegí el menú de los tragones “Gran menú” y además pedí que me añadiesen un plato que me apetecía probar y que no estaba incluido, el tataki de atún y vieiras.
Para empezar me ofrecieron un aperitivo de ajoblanco con frutos secos. Me recordó mas a una vichisoise que al ajoblanco, ya que sabía principalmente a nata y patata, en lugar de almendra. Pero estaba bueno.
El menú empezó con tres entradas, que me las sirvieron juntas en el mismo plato, pan frito en dados, tomate brunoise y anchoa “San Filipo”, jamón ibérico de bellota y rosquilleta caseras, y brioche de foie de pato y frutos secos. Todo muy bueno
Ensalada de bogavante, estupenda, de lo mejor del menú.
Gamba de Denia y quisquilla de Santa Pola, hervidas al momento con agua de mar, muy buenas y en su punto de cocción.
Navajas al natural. Navajas a la plancha con aceite de perejil.
Atadillo de calamar con ibérico y su tinta. Sabor muy logrado, un fino atadillo de tocino ibérico alrededor de unos tallarines de calamar. Aunque estos algo duritos.
Pulpo a la brasa. Espectacular.
Tataki de atún y vieira. Me gustó mucho, un atún ligeramente planchado y unas laminas de vieira con mucho sabor a mar.
Canelón de pollo de corral con foiegras, boletus y trufa. No me lo terminé, lo encontré muy salado. Fue una lástima, pues al principio lo encontré muy bueno, pero al tercer bocado ya no pude seguir.
De postre puré de frutos rojos con helado de cerezas amarenas. Sabroso.
Tiramisú, deconstruido, original y bueno.
Hay tres platos que me encantaron, la ensalada de bogavante, el pulpo a la brasa y el tataki de atún y vieira. Si tuviera que elegir solo uno me inclinaría por éste último, pero con mucha pena por los otros dos pues estaban muy buenos también.
El precio total, con bebidas incluidas, 80 euros. Estupenda relación calidad precio, teniendo en cuenta que iba yo solo.