Gastronomía y turismo en perfecta armonía.
Esta experiencia que voy a narrar ha sido algo excepcional. He pasado un fin de semana extraordinario, tanto a nivel gastronómico como personal. Con motivo de la celebración del octogésimo aniversario del “pater familias” del clan Ferrando nos reunimos todos sus descendientes y allegados en el hotel Los Leones de Rubielos de Mora. La organización, tanto por parte del anfitrión, como por parte de los responsables del hotel resultó sobresaliente. Manolo Ferrando ha demostrado ser una persona que no deja nada al azar, todos los detalles cuidados al máximo y la colaboración de los responsables del hotel estuvo a la altura de lo previsto.
El hotel es un edificio histórico de la villa, de pequeño tamaño que ocupamos en su totalidad, dispone de once habitaciones. Todas ellas decoradas con muebles de época. El personal, sobradamente preparado y dispuesto a prestar un servicio de calidad, hizo que la estancia resultase muy gratificante. Los propietarios Manuel Gorriz Martín y Pilar Torán Lorenz han sabido convertir este alojamiento en un atractivo destino gastronómico.
Los platos que se sirvieron están casi todos ellos en la carta del hotel.
El pan del restaurante está especialmente elaborado por un horno artesanal de la localidad.
La primera noche el menú comenzó con unos pimientos rellenos de perdiz escabechada con emulsión de trigueros.
Lasaña de morcilla de arroz y borrajas en salsa de tomate.
Solomillo de cerdo a la mostaza sobre cama de berenjenas
Perfecto de chocolate con helado de turrón.
La cena fue acompañada de un vino de la zona. Rubus. Un tinto joven afrutado muy adecuado al menú
De uno de los desayunos hay que destacar esta tostadas con trufa blanca de verano.
La comida del día siguiente fue en un marco incomparable, en el que el propio hotel ofrece servicio de comidas concertadas. Una antigua ermita rehabilitada en las proximidades de Rubielos.
Pudimos disfrutar en el aperitivo de un profesional corte de jamón.
En esta ocasión la comida se acompaño de un vino de Enate embotellado especialmente para el hotel y con una reproducción, como es habitual de la bodega, de una obra de un autor de la localidad, Salvador Victoria.
Después del jamón el primer plato fue un exquisito pastel de puerro con gambas.
Bacalao al horno sobre cama de patatas y pimientos al gratén de ajos
Paletilla de cordero confitado con puré de ajos.
Mousse de higos con mermelada de albaricoques.
De la última cena destacar estas excelente borrajas salteadas con crujiente de jamón y puré de ajos.
Y de postre crema de vainilla con su helado y zumo de naranja natural
Esta cena también estuvo acompañada del mismo vino de Enate que en la comida.
Para cerrar el fin de semana nos organizaron una barbacoa en el monte con Ternasco de Aragón (TA) y embutidos de la zona. El servicio espléndido a pesar de estar en el campo.
Tengo que resaltar que no solamente la cocina es el fuerte del hotel, también la coctelería. Patrocinan uno de los concursos de gin tonics de más prestigio, asesorados por importantes sumilleres de la zona, entre ellos Rubén Igual del restaurante Yain de Teruel. Campeón de España de sumilleres del 2010. Tuvimos ocasión de probar algunas preparaciones originales y compartir algunos de los pequeños secretos de la coctelería.
Quedamos emplazados para ir en la época de trufa de invierno para probar un menú de siete platos en los que la protagonista es la tuber malanosporum.