Se trata de un restaurante con una larga y laureada trayectoria. Premio nacional de gastronomía al mejor Jefe de Cocina en 1983. Dotado de una decoración clásica, con abundante madera y personal con experiencia, que da la sensación de que llevan bastante tiempo trabajando en el establecimiento, lo cual para mi, casi siempre, es una garantía de profesionalidad.

Está en la calle Provença número 88 de Barcelona, teléfono 934 392 950. Estuve comiendo en él un sábado a mediodía y estaba poco concurrido. Era 8 de enero, tal vez había mucha gente de puente.

Como se puede apreciar en la foto el equipamiento de las mesas era algo recargado, sobre todo la vajilla. Falla, como en muchas ocasiones, la cristalería, que sigue siendo demasiado sencilla o bastante mejorable.

La carta es de cocina catalana y dispone de algunos menús a elegir.

La carta de vinos llamativa, no hay mas que ver el precio de alguna botella, aunque bastante conservadora desde mi punto de vista, o mejor dicho según mi gusto.

Como aperitivo, para acompañar unas cervezas unos montaditos de anchoa. La anchoa muy rica pero acompañada de un pan que desmerecía el conjunto.

De snacks, típica  botifarra blanca  acompañadas de unas croquetas de jamón, que estaban bastante buenas, sabrosas.

Croquetas de gambas que resultaron un poco saladas.

Mini botifarras con "monxetes de ganxo". Se trata, como se puede apreciar de unas salchichas acompañadas de alubia blanca guisada. Las encontré muy buenas, las disfruté.

Canelón tradicional de Barcelona. Muy bueno y con una bechamel exquisita. Estupendo plato.

Lomo de bacalao con "all i oli" suave, acompañado de escalivada y calçot caramelizado. Lo encontré apetitoso y bueno. Buen punto del pescado.

Para acompañar a los platos un crianza tinto del Montsan, Fra Guerau. No recuerdo nada destacable de él, ni bueno ni malo.

Para finalizar una grata sorpresa, café Montecelio, mi preferido, de momento.

Y unos petit fours para acompañar al café Precio total pagado 80 euros, exactos. Dos personas, pero tomando en algún caso medias raciones. Buena relación calidad precio. El servicio atento y correcto, aunque hay que tener en cuenta que no había más que tres mesas ocupadas. Recomendable para probar algunos platos de la cocina catalana.