Local con una decoración recargada, sin un estilo definido, predominio de rojos en manteles y paredes, lámparas de inspiración oriental y muy, muy poca luz. Lo cual no me gusta, quiero distinguir bien lo que como y sus detalles.

Las copas no son las adecuadas para el vino y su servicio es muy básico.

La música, en la línea del local. Las mesas están bien de tamaño, pero en el límite de lo adecuado. La distancia entre mesas es bastante justa, pero eso no fue problema en esta ocasión.

El servicio es atento pero un poco disperso, nos hizo esperar algo para tomar la comanda, y eso que estábamos solos en el restaurante. Era martes. Por esta razón no puedo saber si el local es ruidoso o no.

La carta, que se renueva semanalmente, según dice ella misma, es interesante, con platos sugerentes y atractivos. Con detalles que muestran una inquietud por innovar.

De primero tomamos una ensalada con jamón de pato, membrillo, queso fresco, nueces y manzana. Con una salsa elaborada son soja y azúcar caramelizada. Fue el mejor plato de todos.

Después tomamos musaka, pero el toque de originalidad o creatividad al que me refería antes en este caso es la sustitución de la carne de cordero original por merluza. Estaba buena y los sabores de los vegetales (patata y berenjena) y la manzana eran nítidos.

De tercero pedimos solomillo de cerdo acompañado de setas y patatas. Estas correctas, pero el solomillo con el típico problema de la carne en los restaurantes cuando no te preguntan, Seca por demasiado pasado, y eso que llevaba salsa.

De postre, nos dejamos aconsejar, un helado de yogur con chocolate blanco y frutos rojos del bosque, aderezado con canela. Bueno.

La carta de vinos está bien, aunque es algo corta. Tomamos un Castillo de Monjardín 100 % merlot. La primera la devolvimos por que tenía TCA (tricloroanisol), afortunadamente la siguiente estaba bien, pero el vino nos defraudó algo, me pareció demasiado ligero y con un punto de acidez algo molesto. Hay que hacer notar que veníamos de una cata en el club de Enófilos y habíamos catado vinos con mucho cuerpo y aromas.

En conclusión un local interesante por la originalidad de los platos, la presentación de los mismos y la renovación continua de la carta. Aunque con algún altibajo. Con los vinos hay que ir a lo seguro y pedir los que más rotación tengan, ya que el crianza del 2000 que tomé estaba falto de frescura y aromas.

Fecha de visita 11 de noviembre de 2008

Calle Hierba número 4, 46003 Valencia. Teléfono 96 391 27 16