Con motivo de la Feria del vino de Requena “Ferevin”, nos acercamos a cenar a éste restaurante, del que ya teníamos alguna referencia y que además nos aconsejaron los naturales de Requena.
Está situado en lo que era la antigua carretera nacional III, la dirección es kilómetro 283. Teléfono 962 301 418. Es fácil de localizar pues es una casa de construcción antigua, que se encuentra al otro lado de la carretera, separada del núcleo de población. El espacio para aparcar es más bien escaso ya que se encuentra muy pegada al arcén, pero al final se aparca.
Es un local que mantiene un difícil equilibrio entre lo que sería un espacio suficiente y uno escaso, ya que las mesas están a una distancia límite. Nuestra mesa estaba adosada a un pilar y además tenia pegada a ella una mesa de servicio, lo cual nos producía un poco de agobio, ya que a toda hora pasaban por allí las camareras a recoger o dejar platos.
Las mesas están bien equipadas, con manteles y servilletas de tela. Cubiertos y vajilla correctos, los platos son muy sencillos y todos de la misma forma. La cristalería puede mejorarse, los vasos de agua imitan a los de Riedel y las copas justitas, en cuanto a su calidad.
No me gusta que un local no tenga carta. Aquí la excusa es que hacen cocina de producto fresco. Como si costase mucho, en la era de la informática, imprimir periódicamente unas hojas con los platos del día. ¿Podemos deducir que los restaurantes que tienen carta no tienen productos frescos? No me gusta que no haya carta porque acabo con la sensación de que tomo lo que ellos quieren, lo que les interesa servir primero. Cuando te cantan la carta empiezan a decirte platos y cuando te han dicho cuatro o cinco entradas se paran y has de tomar una decisión, sobre la marcha. Además procura acordarte de todo, yo me suelo quedar con el primer plato que me dicen y con el último, de los demás casi nunca me acuerdo. Total que tienes que decidir sin saber que opciones tienes de segundos y que vinos hay en la carta para armonizar platos y bebida.
Además estoy seguro que siempre hay más platos de los que me dicen, total que acabo tomando lo que ellos quieren.
Una cosa que me llamó mucho la atención es que todas las entradas eran platos de pescado, en Requena ni una entrada de la zona. Los segundos igual. Cuando pregunté por la carne, había solomillo o entrecote ¿y el cordero o la perdiz?
A la vista de lo que podíamos comer pedimos la carta de vinos ¡ja! de memoria también.
Total nos citó cuatro o seis vinos, como no nos convenció ninguno entonces siguió recitando, total si nos quedamos con uno de los primeros nos perdemos los siguientes.
Al final nos decidimos por el Impromtum 2007 de Bodegas Hispano Suizas. Un sauvignon blanc muy bien elaborado. Estuvo bien el detalle de que nos advirtiese “Este vino vale 25 euros” Ya que no pudimos ver el precio en la carta, por lo menos no nos llevamos la sorpresa al final, fue al principio.
En general el servicio de sala me pareció bastante “familiar”, de andar por casa vamos. El servicio del vino se limitó al descorche y la cubitera con el hielo. Tampoco es que yo necesite más, incluso agradezco servirme yo mismo el vino cuando quiero. El servicio de mesa, sin anunciarnos que era lo que íbamos a comer en cada momento. Vuelve a echar mano de tu memoria para saber que has pedido y de que va acompañado cada plato. Con lo que se agradece que te digan los ingredientes y su elaboración.
De primera entrada tomamos unos berberechos con pimentón picante y limón. Servidos en sartén. Estaban en un punto muy bueno, algo crudos pero lo prefiero, así el sabor es más auténtico, me gusta más. 10 euros.
El segundo fue pulpo a la brasa, acompañado de unas acelgas que estaban muy sabrosas, me sorprendieron. El pulpo se enfrió enseguida y al enfriarse resultaba algo correoso, pero estaba bueno a pesar de eso. 12 euros.
Después unas vieiras con puré de calabaza y salsa de fruta de la pasión. Iban acompañadas de una seta de tamaño medio algo gelatinosa, preguntamos que seta era y nos dijeron boletus edulis, ¡ni hablar! Pero ya no quisimos insistir. Si alguien puede identificar la seta en la foto se lo agradecería. El plato estaba bueno, todos sus ingredientes, tanto las vieiras como el puré de calabaza, la salsa de fruta de la pasión y la seta desconocida. Además había armonía entre tanto ingrediente dispar. El dulzor de la calabaza se compensaba muy bien con la acidez de la fruta de la pasión. Y los cuatro elementos tenían texturas diferentes, desde el líquido de la salsa al sólido de la vieira, pasando por el gelatinoso de la seta y el puré de la calabaza. Buen plato. 6 euros por persona.
Por fin, después del tercer plato nos cambiaron los cubiertos, a pesar de que nosotros los habíamos dejado siempre dentro del plato, pero tozudamente los sacaban y los apoyaban en el mantel, así acabó el pobre mantel, con un mapa de manchas diversas.
El plato principal fue suquet de rape. En este caso el servicio fue mejor, ya que habíamos pedido el plato para compartir, lo sacaron todo junto y en la mesa nos sirvieron en dos platos con buen oficio. El plato también estaba muy bueno, el rape en su punto, aunque algo picoso, pero a eso yo nunca le hago ascos. 22 euros, compartido.
Llegado el turno del postre, vuelta al ejercicio de memoria, en este caso me sentí algo aliviado pues la camarera también tuvo un pequeño lapsus y no recordaba alguno de los postres. Al final echas a suerte lo que vas a pedir, uno que te ha llamado la atención por algo que se ha dicho al cantarlo.
Pedimos un helado de café con crema de mascarpone. Cuando lo sirvieron, en silencio claro, como los demás platos, empezamos a dilucidar que había dentro, pues además del helado y el queso había también un bizcocho, unas pastillas de gelatina de licor de almendras amargas y un chocolate amargo bordeando el plato. En conclusión, aquellos eran los ingredientes de un tiramisú. Estaba bueno también. 4,80 euros.
En conclusión, platos bien resueltos en su mayoría, aunque algo faltos de arraigo, ya que no había ninguno, de los que nos cantaron, que tuviese raíces de la comarca. Tal vez los clientes habituales van buscando eso, lo que no es tradicional, pero un pequeño muestrario de cocina típica de la zona es de agradecer por parte del forastero. Estoy seguro que esos platos existen en la cocina del restaurante, pero como no hay carta no tienes opción a pedirlos. Precio por persona 49 euros, con vino, agua y café.