De vez en cuando me gusta visitar restaurantes ubicados fuera de los circuitos habituales (léase grandes ciudades), son establecimientos que mantienen un nivel gastronómico alto y una tenacidad en su proyecto, que demuestra que su convencimiento en lo que quieren hacer está por encima de convencionalismos. Me vienen a la memoria unos cuantos sitios alejados de la gran ciudad, a los que hay que acudir cuando se tiene vocación por la mesa. A estos restaurantes les encuentro un encanto especial, tienen para mí un valor añadido, normalmente la personalidad de sus propietarios le da carácter al local.
En este caso hay que desplazarse hasta Alaquás, no es que esté muy lejos de Valencia, pero no es un sitio que venga de paso, salvo que uno vaya a ese centro comercial que hay próximo.
Está en la calle Camí Vell de Torrent número 28, de 46970 Alaquás, teléfono 961500027.
Es un local agradable, luminoso, espacioso y con las mesas amplias y a una distancia adecuada. Bien vestidas y equipadas, salvo las copas que pueden mejorarse notablemente. Sin embargo en el postre nos sacaron unas copas más correctas.
El director de la sala, que ejerce de sumiller, es uno de los hermanos Romero, propietarios del restaurante. Servicio muy correcto y eficiente.
La carta es siempre de temporada, en esta ocasión era de las setas, se podrá degustar hasta finales de noviembre. Hay menús degustación de la temporada, entradas para compartir y tapas individuales. Arroces y pastas, pescados del Mercado Central de Valencia y carnes.
La carta de vinos bastante equilibrada y representativa. Los precios ligeramente por encima de la media actual, solo ligeramente. En estos momentos la mayoría de restaurantes aplican al precio de la botella un suplemento por servicio, lo que está abaratando en general los precios y haciendo más asequibles los vinos de alta gama.
Nosotros pedimos un Abadía Retuerta, Selección Especial del 2006. Tal como dijo el sumiller, un valor seguro. Estoy totalmente de acuerdo, es un vino que en su línea nunca defrauda. Tiene una calidad suficiente y un precio moderado en la tienda, aproximadamente 15 euros. Nosotros pagamos por él 25 euros.
Para dos personas pedimos una ensalada multicolor con carrillera de cerdo confitada. Estaba original y sabrosa la combinación de la ensalada mezclum con la carrillera, todo ello acompañado de pétalos de flor.
Como segunda entrada pedimos individualmente una coca de verduras con queso de cabra y tomate confitado. Buen conjunto de color y exquisito en boca. Recuerda sabores tradicionales.
De plato principal encargamos unos fideos con setas jamón y foie que estaban muy conseguidos. Buen punto de cocción y armonía de sabores. Las raciones abundantes, pero no sobró nada. Parece que es uno de los platos estrella.
De postre un surtido de quesos valencianos para cada uno. Pañoleta, Maestrazgo, Granja Rinya y Morella. La curiosidad quedó satisfecha, pero el paladar esperaba algo más original. ¿No conoce nadie todavía el queso de Heretat de Pere de Quatretonda?
A los quesos les acompañaba una porción de membrillo casero realmente bueno. Me encantó.
Con los quesos tomamos una copa de PX San Emilio, de Bodegas Lustau.
El café estaba bueno, lo cual es un dato destacable, debido a los cafés que sirven en otros lugares. Iba acompañado de una porción de bizcocho de chocolate, brownie. El café y las copas fueron invitación.
En conclusión, una buena cocina, con platos bien resueltos, buen servicio tanto de mesa como del vino. A tener en cuenta para otra ocasión.