En la calle Navarra número 7 de Valencia, se encuentra el restaurante "La sota d'abastos", teléfono 963848800. Es un local con solera, cercano al antiguo mercado de Abastos de Valencia, que mantiene el suelo original, alguna pared de ladrillo visto y otras en colores vivos. Elambiente, según sus propietarios, trata de recrear el estilo de fonda antigua.

Las mesas cubiertas con un mantel individual de papel y servilletas del mismo material. La vajilla de diseño cuadrado y las copas de vidrio, no de cristal.

El servicio atento y acogedor, con ganas de agradar.

La carta de vinos corta, con referencias de Valencia, Rioja, Ribera y algunos argentinos, aunque la cocina es de origen uruguayo. Pedimos un Cabernet Sauvignon de Finca La Linda, argentino. Habíamos probado hacía menos de una semana en el restaurante Pepe Pica el malbec de esta misma bodega y nos había gustado mucho. Este cabernet, aún estando bueno, no me gustó tanto. Era un vino potente, con un color muy cubierto, con los aromas de la variedad bastante suavizados, aunque con bastante recuerdos a fruta madura y algo de mantecosos por la maloláctica. En boca se hace notar sin molestar. Acompañó bastante bien a los platos de carne que habíamos pedido.

La carta de comida, en una simple hoja dentro de una funda de plástico, hace presagiar que estamos ante un restaurante de carretera, pero no es así, la presentación en el plato y la elaboración te disipan esa idea. Hay algunas especialidades de Latinoamérica.

Pedimos el matambre, fiambre elaborado con la capa de carne del abdomen de la vaca, relleno de verduras y chorizo rojo, cocido y dejado enfriar. Croquetas de setas y jamón, bastante ricas y una tempura de caballa, que no era tal, era simplemente salmonete rebozado, acompañado de cuscús y verduras. Con el pescado salimos ganando, no era caballa, pero tampoco era tempura. Pero el acompañamiento de cuscús estaba muy bien elaborado.

Como estábamos en un restaurante de Uruguay pedimos todos carne, entrecot para ser exactos. Bien de punto, cada uno como la habíamos pedido, y con un corte distinto al habitual. Es lo propio de estos restaurantes, en Argentina sobre todo saben cortar muy bien la carne y aprovechar para conseguir mejores piezas en el corte.

De postres pedimos flan de dulce de leche, sorbete de mango y crep de fruta sobre salsa de natillas.

Es un lugar que tiene potencial y puede mejorar mucho, si consiguen mantener la afluencia de clientes y así ir progresando y aplicando mejoras en la carta y el local. Llevan abiertos muy poco tiempo y hay que darle un margen de confianza. Volveré para ver como evoluciona.