En un pequeño local en el número 1 de la calle Luis Santángel de Valencia, se encuentra este restaurante italiano. Teléfono 685201413. No es un restaurante italiano al uso, su especialidad es la pasta fresca, que está disponible para llevar o para comer allí mismo, con abundante oferta de especialidades de su ciudad natal Ravena.
El local apenas dispone de cuatro mesas bastante juntas entre sí, pero tiene el atractivo de poder ver como se elabora la pasta en directo. La atención es muy cordial, se prestan a dar todo tipo de explicaciones sobre el origen de los platos y su forma de elaboración.
De la carta no puedo opinar ya que nos decantamos por una modalidad de menú en el que te van sacando platos hasta que dices suficiente y por lo tanto son ellos los que deciden lo que vas a comer, aunque seguro que se pueden hacer sugerencias sobre las preferencias de cada uno. Esta es una buena forma de conocer los platos que ellos consideran más interesantes.
La carta de vinos es muy corta, con vinos italianos y sobre todo españoles. Nos recomendaron uno de ellos por tener, según su opinión, la mejor relación calidad precio, 13’50 euros. Lo elegimos, era de la Bodega Masía de la Hoya, Orero Selección del 2006, elaborado en Segorbe con las variedades tempranillo y merlot. Realmente tenía buena calidad y un precio muy ajustado.
Como aperitivo nos sirvieron una especie de paté elaborado con el típico tomate deshidratado que estaba sorprendente.
Como optamos por el menú “degustación”, que tiene un precio de 16’50 euros, empezaron sacando un “tartar” de aguacate con pasas y piñones. Interesante y muy bien aderezado.
El segundo también fue un “tartar”, pero esta vez de carne de buey con pera y rúcula. A mi me encantó. Este tartar no tiene nada que ver con el steak tartare, la única coincidencia es la carne de ternera.
A continuación nos sirvieron una ensalada de canónigos, hoja de roble, achicoria, tocino veteado a la plancha y fresa macerada. Probablemente la maceración fuese a base de aceto balsámico de Módena. Refrescante y original.
Seguimos con masa de piadina en dos elaboraciones diferentes. La piadina es un pan plano, que se elabora con una harina de trigo especial de la zona de las provincias de la Romagna, parecido a las tortas de gazpacho manchego tiernas que se usan en Ayora y Almansa. Una de ellas iba enrollada conteniendo en su interior jamón, queso y rúcula. La otra doblada, al estilo del calzone, conteniendo en su interior calabaza, mozzarella, longaniza y patata. Esta segunda me pareció más interesante y tuvo más aceptación que la primera.
Después nos sacaron unos raviolis de espinacas y queso, salteados con mantequilla y salvia. Estaban exquisitos. Fue uno de los platos que más gusto, tal vez el que más.
Continuamos con un plato elaborado con una pasta típica de Ravena, a base de pan rallado, con nuez moscada y huevo, acompañada de queso parmesano, rúcula y jamón ahumado. Muy original y sabrosa. Sorprendió por lo poco habitual que es encontrar estos platos tradicionales en restaurantes italianos en España.
El siguiente plato fueron unos gnoqui, elaborados con patata y calabaza. Iban salseados de una crema de boletus con papada de cerdo. Estaban buenos pero no entusiasmaron.
El último plato salado estuvo a punto de no salir a la mesa, pues habíamos comido suficiente, pero al preguntar de que se trataba pedimos que nos lo sirvieran. Fue todo un acierto. Eran unos capeletti con espárragos y spek. El spek es un jamón ahumado. Estaban muy buenos, menos mal que decidimos que nos los sirvieran.
De postres solo una muestra por probar, ya que poco cabía en nuestros cuerpos. Unas porciones de tarta de manzana con canela y unas de chocolate. Muy buenas las dos.
Después vinieron los cafés y unas grapas. No me entusiasmaron ni el uno ni las otras.
Un restaurante que hay que probar para descubrir la “auténtica” cocina italiana, distinta de lo que habitualmente conocemos de pizza y espagueti con carbonara o quesos.
Muy buena relación calidad precio, 25 euros por persona, todo incluido.