Nueva visita a La Lluerna. Significa tragaluz en castellano. Dirección calle Sueca 47, Barrio de Russafa  en Valencia. Teléfono 963.810.033.

Para ser martes, y rompiendo todas las estadísticas sobre restauración, está lleno, únicamente dos mesas vacías, para dos personas. Está claro que la fórmula de este restaurante está funcionando, a pesar del día de la semana y la evidente crisis, para otros.

Buena cocina, buena bodega y precios ajustados debe ser el secreto del éxito.

Es un restaurante que sin hacer grandes alardes en decoración y equipamiento de las mesas, está consiguiendo atraer a una clientela suficiente para mantener el primer comedor lleno. Existe un segundo comedor en el interior que lo habilitan cuando se llena el primero, es más tranquilo y espacioso, pero prefieren llenar el que está más a la vista de la calle. Cuestión de mercadotecnia supongo (marketing en inglés)

Lo mejor del restaurante, para mí, es la bodega. A la vista del cliente y con la doble utilidad de servir de motivo decorativo para todo el restaurante. Las botellas se ven a través de unos cristales que llegan del suelo hasta el techo que es de doble altura, lo cual proporciona la visión de una gran colección de vinos. La carta de vinos es muy extensa, con representación de vinos de varios países, todas las D.O. españolas, aunque no las he repasado concienzudamente, pero hay muchas, casi todas al menos. Están clasificados por clases, blancos, espumosos, dulces, tintos, etc. Los precios bastante ajustados, indicando el importe si es para llevar a casa o para tomar en el restaurante.

Tomé Heretat de Cecilia 2004, vino de la D.O. Alicante, con un coupage de 50% Cabernet Sauvignon, 30% Syrah, 20% Petit-Verdot. Es un vino armonioso, con un carácter persistente en la boca, intensidad aromática y de color. La botella muy bien presentada, con una etiqueta elegante y de diseño. Detrás de la botella se ve un trozo de la bodega. El precio en el restaurante, con iva incluido, 16,20 euros.

La carta es principalmente de platos de tapeo. Lo cual para mí es un atractivo más. Tomamos croquetas de jamón, que estaban exquisitas, una coca de sardinas con escalivada, tan buena como las croquetas, un pulpo a la murciana que salió salado y un secreto ibérico, que no tenía ningún secreto. En conclusión buena y sabrosa elaboración, salvo el caso del pulpo.

El café correcto, que ya es mucho, para los tiempos que corren.

Se notaba falta de personal, tal vez les sorprendió la afluencia de clientes, pues el servicio era algo lento.

Una advertencia importante, repasad la cuenta, a mí me han cobrado un plato que no pedí, seguramente era de la mesa de al lado. Pero en fin un error lo tiene cualquiera, me refiero a mi, ya que debía comprobar lo que pago. En fin.