Me costó un poco localizar este restaurante, con la ayuda teledirigida de Charo di con él. Se encuentra en la Plaza de Antonio Benlliure número 9, justo enfrente de las Atarazanas, muy próximo al Puerto de Valencia. El local es minimalista, con una separación dividiendo dos zonas, cada una con una carta específica, una con barra destinada a comer de tapas y la otra con mesas para comer de la otra carta.
Nosotros optamos por comer de tapas. La carta es bastante variada, hay unas 36 posibilidades de elección, teniendo opción incluso a tomar un arroz, un plato de pescado o una carne y varios postres.
Estuvimos muy bien atendidos por Félix y Minerva. Eficientes y muy profesionales.
La carta de vinos es bastante amplia con buenas elecciones, bien equilibrada y a unos precios “normales” en restauración. Atendiendo al nombre del local tiene cada apartado de la carta dedicado a un pintor de renombre. Hay una pequeña carta de aguas incorporada. También tienen champagnes, vinos alemanes, franceses y otros. La representación de los vinos españoles es amplia y con buen nivel. Los más económicos tienen fijado un precio de 17 euros y el más caro es un Vega Sicilia Único del año 95. Para acompañar la comida bebimos dos botellas de Juan Gil 2006, de la DO Jumilla, estupendo como siempre. Las copas de la marca Schott y los vasos de agua Spieguelau.
Nos sirvieron un aceite de Extremadura, Pago Baldíos San Carlos, elaborado con aceituna arbequina, que gustó bastante. El pan que le acompañaba estaba muy bueno.
Empezamos la comida con una ensaladilla, tenía sus ingredientes finamente troceados y muy bien integrados entre sí, sabrosa, como la de la abuela.
Lo siguiente fueron unas croquetas de jamón. Correctas.
Una sepia con patatas y su gazpachuelo, que me gustaría saber como se hace. La sepia a la plancha, con una pequeñas patatas cocidas troceadas acompañado todo ello de una emulsión de mahonesa ligerísima. Eso me pareció. Muy bueno y sorprendente.
Después una coca de dacsa (torta de maíz) con cebolla caramelizada, unos lomos de caballa en su punto justo y unos brotes. También me gustó mucho. Destacaría el punto de la caballa, ligeramente escabechada.
Continuamos con unos canelones de pato con bechamel de especias. Una tapa interesante y convincente.
Pedimos compartir un plato del pescado del día, el de hoy era corvina. Estaba servida sobre un praliné de almendra y acompañada de unas huevas de pescado y alcaparras. Correcto de punto y agradable de tomar.
El plato de carne fue una porción de cochinillo perfectamente presentada. Jugoso y con la corteza muy crujiente, como barquillo. Acompañado de un puré de manzana. Excelente.
De postres tomamos tarta tatín con helado de vainilla.
Unas manzanas en texturas con jengibre.
Una versión de tarta de queso y fresas.
Y un surtido de quesos, acompañados de un dulce de membrillo.
Para tomar con los postres nos sirvieron un vino de hielo, Schloss Gobelsburg del 2006, elaborado en Austria con la variedad Grüner veltliner. Gustó mucho.
También tomamos un oporto, para probar una segunda opción con los quesos. Se trataba de un tawny de la marca Noval. Bueno pero menos exótico que el austriaco.
En conclusión, una buena opción para comer de tapas con bastante calidad y originalidad ya que no se trata de tapas tradicionales. Preció medio de la comida por persona 59 euros, buena relación calidad precio, teniendo en cuenta lo que tomamos. Recomendable.