De nuevo en este restaurante al que no me canso de venir. La anterior visita está descrita aquí. Vengo por su cocina y por su personal. La sumilleer es una fuente inagotable de conocimientos enológicos y de entusiasmo, le encanta hablar de vinos y capta enseguida qué es lo que a ti te va a gustar para acompañar a la cena. La carta no la miro casi nunca, pues los menús degustación están siempre muy acertados. Ya que aparte de variarlos con frecuencia, hay tres posibilidades, uno corto, otro mediano y uno largo, éste último completísimo.
Como hace mucho que no miro la carta no puedo dar una opinión, pero recuerdo haber comido alguna vez eligiendo de ella y quedé encantado. Como dije anteriormente ".La carta es de cocina creativa, inspiración mediterránea y de mercado".
La carta de vinos sí la conozco, aunque al final siempre es mejor dejarse aconsejar. Además existe la posibilidad de maridar algún plato con vinos por copas. Existe una buena representación de casi todas las D.O. españolas y algunos vinos franceses y alemanes. Nosotros elegimos, guiados por la persona más entendida de la sala, un riesling de la Alsacia francesa, Hugel. Buen vino para acompañar la mayoría de los platos que componían el menú mediano que elegimos, ya que éste estaba compuesto por una mayoría de platos de pescado y foie. Era un vino del 2005, que por este motivo había perdido algo de su frescura y frutosidad, pero había ganado en seriedad y complejidad. Se comportó perfectamente con los platos que tomamos.
El menú consistió en una entrada de crema de guisantes con pulpo, acompañada de pan de arroz.
A continuación nos sirvieron una vieira a la plancha sobre un lecho de setas, resultó, para mi gusto, el mejor plato de la noche.
Después le toco el turno a unos bombones de foie, resultaron correctos.
Seguidamente un trozo de rape con gratinado de azafrán y quinoa. Rico.
A este le siguió una mussaka de cordero. Muy bueno.
Éste último plato lo acompañamos con una copa de un reserva Tarsus de la Ribera del Duero, añada del 2000. Mantenía un color espléndido y un aroma muy complejo que prometía más de lo que luego expresó en la boca.
Antes de los postres nos ofrecieron tomar una selección de quesos, pero declinamos la invitación, pues la cena era más que suficiente. De postres nos pusieron una espuma de mascarpone.
Y para finalizar un postre de tres chocolates con una crema de dátil.
Café, como siempre muy bien elaborado y además copas de tinto dulce con moras.
Menú abundante y equilibrado, precio por persona 43,40 euros, aunque recuerdo la vez inmediatamente anterior con más satisfacción. Pero todos tenemos unos días mejores que otros. Es una opción permanente para mí.