Cuando la atención al cliente es tan importante como la comida.
El restaurante Ramona es una institución en Almansa, ya que desde los años treinta del siglo pasado está atendiendo a sus clientes. En estos momentos, abarca casi todos los aspectos de la restauración, desde una sencilla tapa hasta el banquete de tu boda, todo con el mismo nivel de calidad y servicio. El personal que trabaja aquí es un modelo de lo que debe ser la buena atención a los clientes en un entorno gastronómico. Destaco su profesionalidad y su amabilidad. Como es mi costumbre, la primera vez que voy a un sitio siempre es de incógnito, en esa primera ocasión dije que volvería dos días después, y cuando volví me habían reservado unas cervezas que dije que me gustaban. ¡Me quedé impresionado!
Como se puede apreciar en la foto del restaurante el espacio entre mesas es ideal, así como el tamaño de las propias mesas. La decoración, en este caso, es bastante clásica. Las cristalerías, mantelerías y vajillas están bien elegidas.
En otro espacio está la taberna, con un aire más informal, y mucha variedad de tapas y vinos. Es como una vuelta a los orígenes, ya que Ramona creció a partir de una taberna. Tiene muy buen predicamento entre los que la frecuentan.
Los snacks típicos de la zona, almendras fritas en el día y corteza de cerdo crujiente, con su buena capa de grasa, como debe ser. De las mejores que he probado.
Una de las primeras pistas de la calidad de lo que aquí se sirve, el aceite Masía El Altet, de los mejores del mundo.
El vinagre tampoco es “a granel”.
La carta resulta algo clásica en su planteamiento, pero siempre hay recursos no incluidos en ella que te canta el camarero, incluso se puede recurrir a alguna de las propuestas de la taberna.
Uno de los aperitivos del primer día: Sardinas ahumadas sobre una cama de tomate aderezado con aceite. Traídas de la taberna.
El vino para esta ocasión, Carmelo Rodero crianza 2009. Siempre es una garantía. La carta de vinos es bastante amplia y a buenos precios.
El siguiente aperitivo: Croquetas de pollo y jamón caseras.
Ensalada de parmesano aliñada con miel y reducción de vinagre.
Una ventresca de atún tiernísima y en su punto.
Churrasco de Wagyu. No me sorprendió, estaba correcto, pero esperaba algo más.
Dos días después, de aperitivo: Gamba roja fresca a la plancha con sal, que no le hace falta nada más. Perfecto el punto de la gamba y exquisito sabor.
Fritura de la casa: queso frito, croquetas caseras, buñuelos de bacalao y calamares a la romana.
El vino para esta comida, Tomás Postigo crianza, otra garantía de acierto.
Montadito de melva, anchoa y pimiento asado. Exquisito.
Después de la experiencia del día anterior, había que repetir la ventresca, con el mismo resultado. Estupenda, en su punto y tierna.
No podía dejar pasar la ocasión de tomar unos gazpachos manchegos. Muy sabrosos.
Con la torta de la base que quedó en el plato nos propusieron elaborar unos rollitos de anchoa y otros de miel.
Aquí está la prueba.
Una grata experiencia la visita al restaurante Ramona. Insisto, el personal es uno de sus mejores activos, junto con la calidad de su materia prima.
Restaurante Ramona. Calle Corredera 104. Teléfono 967 340 035