A poco más de 15 kilómetros de Valencia se encuentra San Antonio de Benagéber 46184 y en su calle Mayor número 1 este restaurante. Teléfono 961 352 220.

El local es de estilo minimalista, paredes en banco y mobiliario en oscuro, es lo que se lleva. A mi me parece muy adecuado para un restaurante, se percibe la limpieza y el orden. Como corresponde a un local de estas características es luminoso y amplio, pero a la vez acogedor.

Las mesas están bien equipadas. Con doble mantel, el bajo de color chocolate y encima el blanco. La distancia entre ellas mas que suficiente.

Las copas de la marca Rona, muy adecuadas para tintos y de calidad, favorecen la concentración de los aromas en su extremo superior. El personal de la sala muy preparado y eficiente. Sabiendo aconsejar sin pretender imponer su criterio, pensando más en nuestro bienestar que en el negocio, o mejor dicho en ambas cosas a la vez. Nos sugirió tomar solo media ración de uno de los platos por que le pareció que seria demasiado el plato entero, teniendo en cuenta todo lo que habíamos pedido. Un acierto por su parte.

La carta de vinos bastante extensa y equilibrada, con referencias de muchos países y bastantes denominaciones españolas. Tomamos en primer lugar Tres Picos, ya he comentado en alguna ocasión que es un vino que pido casi siempre cuando lo encuentro en una carta. Es de la DO Campo de Borja, de las Bodegas Borsao. Cien por cien garnacha, con unos toques de pastelería muy elegantes.

Después aceptamos la sugerencia para tomar el Casar de Burbia 2006, DO Bierzo, cien por cien de la variedad mencía, con seis meses de barrica. Vino elegante y expresivo, con notas afrutadas y de barrica. Buena sugerencia por parte del restaurante. La carta es de cocina creativa, con propuestas que invitan a pedir más de la cuenta, como nos ocurrió a nosotros.

Al principio, para la cerveza, nos sirvieron unos chips de boniato rojo, original propuesta que se sale de la yuca de casi todos los otros restaurantes, aunque le anda cerca.

Para acompañar al pan un aceite de la Sierra de Espadán, Castellón. Excelente.

Como aperitivo nos pusieron un vasito con sopa caliente de foie. Estaba bueno y resultaba reconfortante, en el exterior se sentía la nieve de las montañas que había estado cayendo la noche anterior. Una de las pocas veces en muchos años que nieva tan cerca de Valencia. Comentamos que esta sopa, por su aroma, nos recordaba a los canelones de casa.

De primero, para compartir, pedimos un Carpaccio de vieira con vinagreta de limón y aceite de carabinero. Por fin una presentación de la vieira que no es la típica a la plancha.

La segunda entrada fueron unas manitas de cerdo rellenas de morcilla. Muy buenas, la morcilla con la gelatina de las manitas combina muy bien. Este fue el plato del que nos sirvió solo media ración, al final de la comida le agradecimos la sugerencia.

A continuación tomamos un sashimi de buey macerado en sake y soja, anís estrellado y pimienta. Un plato muy conseguido, fue el que más nos gustó de toda la comida. La carne apenas había pasado por la plancha, para mantener la inspiración y textura del plato original japonés.

El primero de los platos principales, también compartido, fue un cordero relleno de patata, cocinado a baja temperatura, durante muchas horas, sobre una base de acelgas con pimentón. Exquisito, se deshacía en la boca. Fue el segundo plato que más nos gustó, después del sashimi.

El tercer plato de carne fue un cochinillo con salsa de naranjas, col y judías verdes. Este ya nos lo sirvieron en platos individuales. Estaba bueno, pero después de los dos platos que le precedieron lo tenía difícil.

Ya he comentado que según nos dijo en camarero habíamos pedido demasiado, por que después de todo lo anterior aún nos pedimos un arroz, aunque solo fueron dos raciones para tres. Un arroz meloso con rape y gambas, en el que se apreciaban perfectamente el sabor a la ñora y el azafrán. Salió un poco entero el grano de arroz, pero esperamos unos minutos y enseguida estaba en su punto. A veces nos precipitamos al comer el arroz, es saber popular que debe reposar un poco antes de servirse.

Después de todo esto aún tomamos postres, yo un helado de mascarpone.

Otro de los postres pedidos fue un cremoso de chocolate con naranja.

El tercer postre una piña preparada. Es un restaurante a tener en cuenta, ya que no está lejos de la ciudad y es una opción interesante y algo novedosa en cuanto a los platos de la carta. Igualmente la oferta de vinos tiene referencias, sobre todo en blancos franceses, muy asequibles. La relación calidad precio es buena y el servicio de un nivel destacable.