Parece que se está imponiendo la moda del
gastrobar. En este caso ha sido el propio
Raúl Aleixandre, premio nacional de gastronomía 2004 y estrella Michelin con Ca Sento, el que se ha lanzado a la aventura de inaugurar un nuevo local en Valencia, con un nombre muy atractivo “Trenca dish”. Un juego de palabras inteligente.
Este nuevo restaurante está ubicado en la calle Padre Tosca 3. Teléfono 963 911 861. El local es una antigua edificación en pleno centro histórico de la ciudad.
El interior conserva su estructura original, al menos así lo parece, dotando al local de un encanto especial.
El acceso al piso alto, donde existe otra sala, da al conjunto del restaurante un aire nostálgico.
Igualmente los grandes aparadores acaban de completar la ambientación.
Las mesas sin ser grandes, están bien de tamaño. Bastante próximas entre ellas, lo que hace que las conversaciones de los comensales sean públicas. El vestido de la mesa es sencillo, con la madera desnuda, pero atractiva, y un simple mantel individual de papel, al igual que la servilleta. Las copas muy mejorables. Está claro que esto no es Ca Sento, ni lo pretende.
La carta amplia en entrantes y corta en segundos y postres, de acuerdo con la filosofía del local, es interesante. Hay que desechar cualquier tentación de comparación con lo que hace Raúl en Ca Sento. Existe un menú por 18 euros más iva, los sábados, compuesto de cuatro entradas un plato principal y un postre. El resto de la semana el menú lleva tres entradas y el precio es de 14,50 euros más iva. También existe la posibilidad de tomar vinos por copas, lo que facilita mucho el maridaje con los platos.
La primera entrada fue un buñuelo Ca Sento relleno de ajo arriero. Suave y sabroso, una importación del restaurante insignia. Impecable.
Ensaladilla rusa con polvo de aceituna negra. Bien de sabor, del estilo de la que se hace en casa, aunque la encontré un poco sosa.
Vino después el pimiento de padrón asado con plátano. Nada destacable para mi gusto, ni siquiera le encontré ligazón a los ingredientes. Me sorprendió que éste plato saliese antes que la navaja, de sabor más delicado.
La navaja al aire de limón si resultó un plato del nivel del buñuelo. Punto ideal, casi cruda, tal vez demasiado, bien acompañada y de sabor excelente.
De plato principal tomé merluza con tirabeques y cassis. Las alternativas eran carrilladas o arroz marinero. Creo que elegí bien ya que la merluza estaba impresionante. El punto del pescado creo que no se puede acertar más. Me encantó este plato. Lo acompañé con una copa de blanco verdejo de Rueda, K_Naia.
Las fresas romanoff iban con una sopa de frutos rojos y helado de leche merengada. Refrescante y goloso a la vez.
Para tomar con el postre pedí una copa de cava, que a las fresas siempre les acompaña muy bien.
Hay una carta de combinados, Yo probé el gin tonic especiado. Bien preparado.
El servicio de la sala tiene altibajos, según el camarero que te atiende en cada momento, hay personal bien preparado y algún otro falto de experiencia. Con voluntad se resolverá en poco tiempo.
El precio medio de la comida está por los 25 euros, Sin pasarse con la bebida.
Buena iniciativa en un entorno muy agradable. Merece la pena probarlo.
