Este pequeño y modesto local de solo ocho mesas en la plata baja para no fumadores y una planta alta para fumadores, transmite cierto encantamiento y fascinación. En su interior se puede disfrutar de un estilo de alimentación naturista y vegetariana. Es un local antiguo, con más de 28 años de existencia ininterrumpida, muy frecuentado por turistas que buscan poder seguir su tipo de dieta habitual aun cuando se encuentren de vacaciones.
Está en la calle San Ramón, 23, en Valencia 46003. Teléfono 963 922 146.
El servicio es muy atento y con muchas dosis de simpatía y cercanía. Nada agobiante. La vajilla me pareció muy original y las copas correctas. El mobiliario y la decoración mantienen la tradición de sus orígenes.
La carta de vinos es reducida pero bien escogida, me ha sorprendido la buena selección de los vinos, algunos de ellos poco conocidos por el gran público pero de calidad contrastada, para los que vamos siempre en busca de las novedades y singularidades esta carta es muy atractiva. Tiene una buena representación de vinos valencianos, desde el “Ca Belda” hasta el Bodegas Belda CS06, que es el vino de la casa, también se encuentra el Dido de la DO Montsant, entre otras singularidades.
En consonancia con la idea original que llevaba, me pedí el vino de la casa, que lo ofertan por copas. Resultó ser un cabernet sauvignon de Bodegas Belda de muy buenas hechuras. Seco, amplio y con cuerpo.
Existe un menú diario, de lunes a viernes, por un precio imbatible 7,20 euros, que se compone de una ensalada, un plato de cuchara, un segundo y un postre.
El resto de platos de la carta también tienen unos precios muy competitivos, en la foto se pueden comprobar algunos. Una peculiaridad de esta carta es que en el margen izquierdo de cada plato indica si es apto para celiacos y/o para vegetarianos estrictos.
A pesar de que los platos son vegetarianos, son sabrosos y atractivos. No como cuando me cocino yo para mí platos de vegetales. Van acompañados de cremas, salsas y guarniciones que los hacen muy apetitosos.
Como quería comprobar como resulta el menú del día fue lo que pedí. Lo primero una ensalada oriental, cuya principal características es que la mayoría de componentes vegetales van cocinados. Llevaba vaina de judía ancha, cebolla, col, pimiento amarillo, brotes de soja, cacahuete y algas agar. Apetitosa y buen principio de comida.
El segundo fue un plato de arroz al horno elaborado exclusivamente con verduras y garbanzos. Contundente plato y muy sabroso.
En tercer lugar un pastel de champiñones, muy bueno, ya me avisaron que salía bueno, acompañado de una crema de calabaza, con puerros, cebolla y algo, poco, de patata. Excelente.
Fuera del menú pedí que me sirviesen un plato de la carta, para probar algo más. Me propusieron un pastel de hojaldre relleno de curry. No figura en la carta, estaba junto con otras sugerencias acompañando al menú del día. La presentación del plato es bastante espectacular, muy bien guarnicionado con una salsa con brócoli y sabroso. El punto picantito del curry me encantó.
De postre calabaza asada, la vi tan buena que no me dio tiempo a hacerle la foto, lo siento. Pero supongo que todos sabéis como es la calabaza asada, servida sin piel y con unas gotas de miel.
La carta de infusiones es muy amplia, por lo que resulta aconsejable dejarse orientar. Me sorprendió ver té azul. Las hierbas son naturales. Yo tomé una infusión de manzanilla y salvia, elaboradas todas ellas con agua mineral.
La presentación de azúcares y edulcorantes es bastante grande. Azúcar moreno, que parece que tiene melaza, azúcar cristal, azúcar blanquilla, miel, un edulcorante extraído de unas hierbas naturales y edulcorante industrial. Para todos los gustos.
En conclusión, un restaurante vegetariano, veterano de los de Valencia, con una relación calidad precio excepcional, donde se puede degustar sabrosa comida elaborada con productos frescos del día.