Un lugar “imprescindible” para los aficionados a la cocina auténtica.
Es curioso que dos personas que han trabajado juntas durante algunos años acaben eligiendo un camino similar, por no decir idéntico. Hablo de Miquel Ruiz y Julio Vargas, antiguos cocineros de La Seu de Dénia (ex estrella Michelín) que han optado por instalarse en modestos locales desde los que siguen ofreciéndonos su sabiduría y su magia. Con un ritmo y estilo más relajados.
El restaurante está instalado en lo que es actualmente la piscina municipal de Sagra (464 habitantes), está en la calle Calvari s/n, fácilmente localizable, entrando por la carretera a 200 metros aproximadamente se ve un indicador que pone “polideportivo” y al girar ya hemos llegado. El teléfono 965 587 653. Ir hasta Sagra es una pequeña excursión desde Valencia, según Google Maps son 96 Km., la mayoría de ellos por autovía y una hora y cuarto de tiempo.
En este entorno Julio Vargas desarrolla una cocina tradicional con una técnica muy depurada que aporta calidad y sabor a una materia prima tratada con mucho cariño. Elabora una “cocina de proximidad”, él mismo se encarga de ir a por todos los ingredientes que va a necesitar, sean de la lonja de Xàbia, o de los mercados, granjas y huertas de los alrededores, buscando la frescura e idoneidad del producto.
Ésta es la cocina, abierta y sencilla, dotada de unas brasas permanentes.
Existe un menú del día, que en función del segundo plato que se elige cambia de precio. Me parece una postura muy honrada, no te cobra lo mismo por un plato de arroz que por un rabo de ternera a una pescadilla.
También hay una pequeña carta. Cuando el producto es fresco y la clientela reducida, sería sospechoso tener una carta extensa, la materia prima se tiene que consumir en un corto plazo, sino deja de ser fresca.
Las mesas son sencillas, aquí lo importante está dentro del plato, lo demás es accesorio. Y realmente uno se olvida de todo esto cuando se empieza a disfrutar.
La entrada imprescindible es el “pa i calentet”. Una tostada de buen pan cubierta de un “all i oli” gratinado. Como todos los platos me resultaron exquisitos, en las dos ocasiones que he estado, me voy a limitar a describirlos evitando los adjetivos.
La carta de vinos es bastante escueta, sobre todo en lo referente a blancos. Una recomendación fue este “Camino La Fara” de la Bodega Gótica de Rueda. Variedad verdejo sin mucho interés.
El tinto un Barbazul de Huerta Albalá, vino de la Tierra de Cádiz. Un buen vino elaborado con la variedad tintilla de Rota en coupage con Syrah, Merlot y Cabernet Sauvignon, y una RCP óptima. 12,50 euros en el restaurante.
Ensalada de lechugas mezclum con una brandada muy cremosa.
Empanadilla de salmonetes sobre verduras asadas. Es uno de los platos que más me sorprendió.
Terrina de “botifarra” con calamar y calabacín. Era como un bizcocho de morcilla sobre el que estaban los calamares y el calabacín a tiras.
Debajo de la terrina de morcilla había un sofrito de tomate con trozos de calamar.
Pulpo a la brasa con una fina crema de patata. Este plato y el de los salmonetes me enamoraron.
Caballa y pan de anchoa sobre un puré de berenjena asada. La caballa iba dentro del pan.
Los figatells. Un clásico de la zona.
La Coca Adita. Elaborada con panceta a la brasa, crema de pimiento rojo y cebolla confitada.
Rabo de ternera. Un plato basado en el guiso de “rabo de toro”.
Cordero confitado, sobre una base de cus-cús.
Un postre. Crema de chocolate y yogurt.
Turrón y melocotón.
Lima, manzana y coco.
Fresquito de sandía. Bloque de sandía fresca acompañada de un granizado y frutos secos.
Como he dicho al principio todos los platos estaban exquisitos, pero han quedado especialmente en mi memoria el pulpo asado y la empanadilla de salmonetes, ambos impresionantes. Los dos guisos de carne, tanto el de ternera como el de cordero también son destacables.
El precio medio por persona, dos platos y un postre, con bebidas incluidas está entre los 25-30 euros. El menú del día entre 13 y 18 euros.
Visitar este restaurante es muy gratificante, no solo por la comida, el camino hasta llegar allí también es muy agradable. Totalmente recomendable.