Me alegro muchísimo cuando veo que se siguen abriendo nuevos locales de restauración y que al frente hay profesionales con experiencia, como en este caso lo son Paolo y Juan Ramón, el primero en cocina y el segundo en sala. Además del enriquecimiento de la oferta gastronómica me satisface ver que la ciudad progresa económicamente, una empresa nueva crea puestos de trabajo y genera riqueza.
El restaurante lleva abierto apenas seis meses por lo que te lo encuentras todo en perfectas condiciones, recién pintado, todo nuevo y el personal con muchas ganas. Como se aprecia el local es luminoso gracias al color de las paredes y del mobiliario, y a la luz natural que entra por los ventanales. Abundan los cuadros de Sorolla y algunos elementos decorativos traídos de décadas anteriores cuyo origen está principalmente en el rastro. Véase el teléfono de pared de la foto de cabecera.
Me consta que los arroces los bordan, primero porque quien se embarca en gestionar una arrocería algo tiene que saber del tema y también porque Paolo trabajó anteriormente en Casa Carmela y eso son palabras mayores. Puedes pedir hasta nueve arroces diferentes entre secos y melosos, además de dos fideuás diferentes, pero "nosotros veníamos a por setas, no a por Rolex", así que no pedimos ningún arroz queríamos explorar la propuesta que ofrecen y el arroz te limita el número de platos que puedes tomar. Como se puede apreciar en la carta, que sostiene una copa de manzanilla, también hay una reproducción de un famoso cuadro de Joaquín Sorolla, ambientación valenciana muy adecuada para una arrocería. Se está muy a gusto aquí.
En la lista de platos se encuentra algún guiño a la cocina italiana, debido al origen de Paolo, una caprese de chocolate entre los postres, en los aperitivos un milhojas con pan sardo y esta "titaina" siciliana, que en realidad es una caponata siciliana con ventresca de atún. Se nota que se le ha dedicado tiempo de elaboración, está rica y bastante confitado el tomate.
Nos apeteció probar los salazones, vista la variedad, y pedimos un plato mixto. En las entradas figuran Picaña* de vaca curada, paleta de cerdo ibérico, tabla de quesos (muy interesante), ensalada de tomate y alcachofas con foie. Hay para todos los gustos.
Entramos en el capítulo de las carnes. Albóndigas caseras cocinadas a fuego lento con salsa de tomate también casera, según la receta de la abuela de Paolo, tal como nos confesó él mismo. Estaban muy "caseras", lo digo porque hay autenticidad en este plato.
Para finalizar la parte salada nos pedimos un solomillo trinchado que estaba muy tierno y sabroso. Otras opciones eran las chuletitas de cordero o el entrecot de 300 gr.
La tarta caprese es un típico postre napolitano, procedente de la isla de Capri, como su propio nombre indica, un manjar de chocolate y almendras, algo similar a un brownie, pero menos dulce, más agradable.
El otro postre fue una tarta de queso muy esponjosa y sabrosa también.
El vino que nos recomendó Juanra, el sumiller, fue este garnacha de la DOCa Rioja, La Canal del Rojo 2016, elaborado por Bodegas Proelio. Las uvas proceden de una finca de 0,37 hectáreas que está a 565 metros de altura (ver etiqueta). Las viñas de más de 80 años producen un vino diferente, fresco, frutal, mineral, que expresa el lado más elegante de la garnacha, con toques silvestres; aromático y longevo. Un gran vino.
A la próxima probaremos un arroz, la picaña* de vaca curada y seguramente la tabla de quesos.
*La picaña no es el nombre del corte en España. Aquí a esta parte de la ternera la llamamos tapilla de ternera. Se trata de una pieza con forma triangular situada en la parte baja del cuarto trasero de la ternera. Está cubierta por una ligera capa de grasa que le aporta el sabor y la jugosidad que la caracterizan.