Café de La Bourse, un bistrot auténtico
No voy a descubrir ahora la cocina francesa, ni soy quien, ni falta que hace, pero si que quiero dejar constancia de este nuevo sitio que ofrece en su carta platos clásicos de la que es, o ha sido, la primera cocina del mundo. Entrar en él es como pasar por una puerta que te lleva del centro de Valencia a un rincón de Francia en un instante. Ayuda mucho que el personal sea francés, o al menos habla con acento francés, que la atención sea muy atenta y profesional y el local, de pequeñas dimensiones, le da un aire muy familiar al ambiente.
Además dispone de una buena bodega, con referencias de distintas denominaciones. Bordeaux, Bourgogne, Languedoc, Côtes du Rhône, Loire, y alguno de Rioja. Yo pedí asesoramiento y me recomendaron este Le Champ du Coq de Domaine La Croix Belle, de la Indicación Geográfica Protegida "Côtes de Thongue", en el departamento de Hérault, en el Languedoc. Está elaborado con syrah y garnacha, en la proporción de 60-40. Un vino carnoso, aromático, amplio, equilibrado y muy gustoso. Lo disfruté.
El servicio del pan es uno más de los detalles que están bien resueltos. Pieza grande cortada a rebanadas, con corteza crujiente, miga con cuerpo, aroma a pan y encima sabroso.
Afortunadamente algunos restaurantes están apostando por servir buenos panes ¿Para cuándo una carta de pan? ¡Aunque lleve suplemento!
En el Café de La Bourse se come a la carta. Empezamos con una ensalada "Landaise", receta tradicional de Las Landas, elaborada con una selección de productos derivados del pato, como magret curado, molleja, mi cuit, acompañada de hojas de lechuga, judías verdes, cebolla y piñones. Un primer plato contundente, a pesar de las verduras.
Una clásica sopa de cebolla gratinada. Elaborada con el mismo pan que se sirve en la mesa. Gustosa y abundante.
Tartar de "Boeuf", carne de res, según la carta "Tartar de buey". Aunque muchos sabemos lo difícil, casi imposible, que es encontrar auténtica carne de este tipo y menos a ese precio. Estaba bueno, bien aliñado y apetitoso.
Solomillo de buey con salsa a la pimienta y flambeado con cognac. Estaba muy tierno y exquisito.
De postre la estupenda tarta Tatin caramelizada. Una tarta que, según la tradición, nació por accidente. Sea cierto o no, el resultado es muy bueno.
La carta de postres es muy atractiva: Crème Brûlée, Mousse de chocolate, Profiteroles, Tarte Tatín, Omelette Norvégienne y Coupe Colonel.
A los que les guste la buena cocina tradicional francesa éste es su sitio. Pero reservad previamente, el local es bastante pequeño.