Un templo del tapeo
Hay sitios que, si no los conoces, parece que no inviten a entrar, pero para los afortunados que tienen conocimientos básicos de los lugares en los que el producto es bien escogido en los mercados y luego se le sabe dar el punto justo en la cocina, esos saben disfrutar de los manjares que en ellos se encuentran. Uno de esos bares, en los que se ofrece lo mejor de la ciudad, es el Bar Richard. Son ya años de ir a buscar el género diariamente, para ofrecer una materia prima lo más fresca posible y de comprar en los mejores proveedores del Mercado Central.
Las dos fotos anteriores son una prueba de lo dicho, producto y calidad.
Aquí el pulpo se sirve por patas completas, y se queda corto, pues cuando te das cuenta se ha terminado y seguirías comiendo más.
La plancha y la freidora tienen su ciencia y no pocos alcanzan a dominarla. Estos salmonetes salen crujientes y sin una gota de aceite de más. Su frescura se palpa en la boca.
En cuestión de vinos hay donde elegir, incluso algunos por copas.
Después de visitar el Bar Richard es difícil salir de allí sin pensar cuándo podremos hacer la próxima visita.