Aquí encontrarás los sabores de siempre y la autenticidad del producto
Una bodega, más que centenaria (1836), que ha tenido diversos propietarios, hasta que en 1994 la adquiere Emiliano García Domene, dándole un impulso importante hasta situarla entre los locales con más prestigio de la ciudad de Valencia. Fiel a su historia, mantiene una decoración acorde con lo que antaño fue, pero transformando el concepto gastronómico, donde los protagonistas son la calidad de los productos, las recetas tradicionales revisadas y la excelente y afamada bodega.
El local dispone de distintas estancias, perfectamente acondicionadas y que pueden ser destinadas a diversos usos, tanto como sala de catas o como comedores.
El tratamiento del producto es transparente, en ocasiones parece una ceremonia, como el corte del jamón, que tiene un espacio preferente en el centro del local.
Una parte importante del prestigio de esta Bodega se debe, sin duda, al tratamiento que se le da a los vinos, no solamente por la calidad y cantidad de las referencias de su carta, si no porque también organizan periódicamente catas para los clientes, con el fin de fomentar la cultura enológica. Se requiere reserva previa.
Como una muestra de la calidad y versatilidad de la carta, os muestro las páginas centrales, la 24 y la 25, en las que se puede encontrar desde un Pingus a un Hacienda Solano Roble (13,30€).
La carta de vinos generosos y dulces es muy selecta, y seguro que colma los deseos y expectativas de cualquiera. Hay tokaji, fondillón, moscatel, vino de hielo, oporto y varios del Marco de Jerez.
Para el aperitivo una buena opción es esta manzanilla pasada de Hidalgo. Pastrana es una manzanilla que ha sido sometida a un proceso de envejecimiento, empieza con una crianza biológica y continua con una crianza semi oxidativa, lo que le da unas características más próximas al amontillado, sin llegar a serlo. Es más compleja en aromas y sabor que la manzanilla joven. Una delicia.
Otra posibilidad para acompañar al aperitivo es este vermut elaborado en exclusividad para la Bodega, con diseño de Javier Mariscal, inspirado en la puerta de entrada. A la espera de ser embotellado, se guarda en las barricas que decoran el local, a las que se les ha vuelto a dar el uso que antaño tenían, ya que en algunas de ellas había vermut hace ya bastantes años. Es suave y sabroso, para acompañar perfectamente a muchas de las tapas que aquí se ofrecen.
Y si hablamos de tapas hemos de explorar con detenimiento su carta. Una recopilación de platos mediterráneos y tradicionales del Cabanyal, además de algunos productos de calidad elegidos personalmente en sus lugares de origen, pero también chacinería selecta y conservas gourmet.
En la carta hay varias anotaciones que explicitan cómo y porqué se han elegido algunos de los productos. A mí, personalmente, me da una pista de cómo se escogen las materias primas que van a formar parte de su oferta gastronómica. Las tapas son una cosa muy seria, la cocina en miniatura, como también se le ha llamado a veces, requiere de mucha dedicación y en absoluto es una categoría menor del arte culinario. Afortunadamente se está reivindicando su valor cultural y hedonista.
No descubro nada nuevo si recuerdo que el pan es uno de los ingredientes importantes de las comidas y un placer en sí mismo. Un buen pan ha de ser de barra grande, si es de forma imperfecta anuncia una elaboración artesanal, ha de pesar, no ser etéreo, su miga de color indica que la harina no está demasiado refinada, ¡es mejor y más sabrosa!, de corteza consistente, dorada, crujiente y tener la suela lisa. Y sobre todo debe oler y saber a pan. Como el que sirven en Casa Montaña.
Una pequeña selección de las tapas más clásicas y populares de Casa Montaña. Atún marinado a las siete especias. Una receta tradicional con el toque oriental de las especias. Macis, cardamomo, mostazas, pimientas y aceite. Exquisito.
Un imprescindible son las habas secas guisadas o michirones. Es uno de los platos más sabrosos y demandados.
Opino que una ensaladilla es un buen plato para testear la calidad culinaria de un local. Puede hacerse de muchas maneras, pero siempre tiene que estar buena. Ésta, con patata y bonito, cumple con los requerimientos necesarios.
Según especifica la carta, las patatas de secano son seleccionadas en los Montes Universales personalmente por Casa Montaña. Se sirven con las salsas aparte para que cada uno se administre el grado de "bravura" ¡Buena patata!
Un montadito de torta de La Serena gratinado es un placer que no tiene secretos, si se ha sabido escoger bien la materia prima. Estos estaban muy ricos. El queso excelente.
Solomillo de vacuno trinchado con ajos tiernos. El único plato de carne fresca que ofrecen. Otro clásico que se mantiene invariable. Una carne muy tierna, excelente de sabor y en su punto de elaboración.
El postre sorprendente. A mí, que no soy nada goloso, me encantó. Canutillo de queso Idiazabal con membrillo. Una delicia.
Un rincón muy atractivos para los amantes de los destilados.
Para finalizar la comida y acompañar al postre una copa de Tokaji Oremus Aszú. Un final perfecto.
Cuando un establecimiento como Bodega Casa Montaña se mantiene durante tanto tiempo en primera línea de la actualidad gastronómica de la ciudad de Valencia, no es por pura casualidad. Hacer bien un trabajo, saber adaptarse a los cambios en las tendencias de la sociedad y saber satisfacerlas no es fruto de la casualidad. Emiliano García Domene tiene una sensibilidad para lograrlo y su hijo Alejandro García Llinares, gerente actual del negocio, las ha heredado, sin duda.
Larga vida a Bodega Casa Montaña.