El aire de taberna persiste en el local
La recuperación de espacios tradicionales es un hecho en El Cabanyal. Como muestra la rehabilitación efectuada en esta bodega del año 1927, con casi un siglo sobre sus vigas y su pilar central, también de madera. Entrar en ella te transporta a otra época en la que revivir aquellos ambientes de la juventud.
La decoración y el ambiente de la taberna se mantiene similar a lo que fue a principios del siglo XX, lógicamente adaptado a las circunstancias de lo que demanda el público actual. Copas y vinos de calidad, una carta moderna basada en platos tradicionales y un servicio eficiente y preparado, afable y correcto.
La carta, breve pero muy atractiva. Con propuestas evocadoras de platos de siempre con un toque muy creativo y desenfadado (Habas contadas, Morro Mick Jagger, Cremaet de bravas, Ensaladilla etrusca, etc.)
Hay una buena carta de cervezas, con variedades interesantes, predominando las de la casa Alhambra. Las hay desde las clásicas lager, pasando por las tostadas y acabando con la Berliner Weisse, afrutada y fresca, o la India Pale Ale, más amarga y de intenso sabor a lúpulo.
Una cerveza que me encantó, como todas las que están más lupuladas.
Pero no acaba aquí la oferta de cervezas, tienen una selección especial de la marca Alhambra. Las "Numeradas", son unas cervezas criadas en barricas de roble que contuvieron vinos de Jerez.
Ésta que probé yo fue criada en una barrica de Palo Cortado. Exquisita. También las hay que han estado en barricas que contuvieron Amontillado o Pedro Ximénez.
En la contraetiqueta lleva una descripción muy precisa e instructiva de la cata de la cerveza.
La otra que probé fue esta Petricor, con 6º de alcohol, lleva bastante lúpulo, por lo que destaca su amargor y frescura. Da notas herbales, de fruta tropical y mineral. Me encanta.
Pero a pesar de la buena oferta de cervezas, el vino no está desatendido. Hay suficientes referencias bastante atractivas para elegir a gusto sin problemas. Tanto por botellas enteras, como por copas.
Pude disfrutar de una copa de este Ribera del Duero en formato magnum, Colección 880 Vendimia Seleccionada de la cosecha 2016. Un vino con cuerpo, elegante. equilibrado y sedoso en boca.
El pan está bien elegido, no es un pan cualquiera, seguramente lo elabora alguno de los mejores panaderos de Valencia. Buena miga y corteza con cuerpo. Se come bien sin necesidad de acompañamientos. Ideal para mojar.
Una de las tapas que probé fue ésta "ensaladilla etrusca" que tiene como peculiaridad que va acompañada de una fritura de pescado. La encontré correcta, la fritura muy rica.
Otra de las tapas fue este "Mullador" de escalivada, tomate, aceitunas y capellans. El tomate estaba muy bueno, bien regado con un buen aceite de oliva, daba pie a "mullar pa". Este plato no defrauda en absoluto.
Para finalizar una "Pilota de putxero" pasada por la plancha, con garbanzos de ropa vieja, cous cous y tomate en salmuera. Más que tapa es un plato completísimo y rico.
Las tapas de la carta de La Aldeana son especiales, por el tamaño y por su calidad. Están concebidas más como raciones, pero son tan atractivas y sabrosas que se comen fenomenal ¡Compruébalo!