Hay muchos restaurantes en la playa, pero hay categorías
Brassa de Mar ha sufrido una importante remodelación en este último año, sobre todo en el restaurante interior. A nivel del mar hay una amplia y estupenda terraza para comer al aire libre la mayor parte del año, y en el primer piso se encuentra este comedor interior con distintos espacios y un comedor semi privado, para los días más desapacibles o para momentos de más intimidad. En este piso mantiene una gran barra, aunque ha cambiado de situación.
Tengo que reconocer que no entiendo a quien se le ha ocurrido pintar de un color tan oscuro las paredes y techo del comedor. La suerte es que la luminosidad del mediterráneo compensa con creces esa inexplicable decisión.
Me gusta la armonización del fondo de los platos con el color de las paredes y el techo. Es de justicia reconocer el cuidado en todos los detalles de la decoración.
La oferta de vinos de Brassa de Mar no es espectacular, ni lo necesita, pero presenta sorpresas que resultan muy agradables de encontrar. En una ocasión anterior descubrí el tinto Finca Moncloa, de la variedad tintilla de rota, que me pareció estupendo, y ahora este verdejo de la D.O. Rueda elaborado por Torres, con una crianza sobre lías y parte en barrica de roble francés, más que interesante.
La carta no experimenta grandes cambios a lo largo de las sucesivas temporadas, ya que los platos que se ofertan tienen una amplia aceptación entre sus clientes. Por una parte hay platos básicos, como estas patatas bravas con su piel que resultan siempre apetitosas, y no se pueden sacar de la carta.
También es imprescindible el mantenimiento en carta de estos buñuelos de bacalao con inyección de all i oli. Es un plato muy conseguido, ligero, sabroso y con la sorpresa del all i oli en su interior.
Otro de los clásicos de la carta es este calamar en dos cocciones. Una parte a la plancha y la otra con una ligera tempura o rebozado a la andaluza. Aunque tengo que hacer notar que este plato ha sufrido una evolución que desde mi punto de vista no lo mejora. Antes venia con gambón entero a la plancha y ahora se sirve con gamba pelada. Resultaba más sabrosa la elaboración anterior.
La carta tiene un apartado especial para los arroces y está totalmente justificado ya que ofrece catorce arroces diferentes y tres fideuás. Además de los clásicos se pueden degustar los siguientes: Arroz de pulpo con pipas y parmesano, Arroz rojo con rojos, Meloso brut (negro con calamarcitos y ajos tiernos), Meloso de foie y alcachofas al aroma de trufa, Meloso de bogavante con boletus, Meloso de calabaza o Meloso de perdiz y clavo. El de la foto es el meloso brut, muy bueno.
El arroz meloso de foie es otro de mis favoritos.
Las tres fideuás disponibles son: Fideuá de marisco, Fideuá de bogavante y Fideuá de huevo, alcachofas y foie. Ésta es la clásica de marisco.
El apartado de los postres es también destacable, fuera de los clásicos de toda la vida. Aquí una estupenda tarta templada de manzana con helado de vainilla.
La torrija con helado de leche merengada que se disputa los primeros puestos en las preferencias de los habituales.
La estrella, según mi escala particular, "Muerte por chocolate", ¡con ese nombre quien se puede resistir!
Comer en la playa puede tener un plus de cocina de calidad, comodidad y buena atención.