En contra de uno de mis principios, he venido a este restaurante ya en dos ocasiones, Y digo esto porque no suelo visitar ningún restaurante recién abierto, por una razón obvia y es que cualquier negocio necesita un tiempo de rodaje para ponerse a funcionar a pleno rendimiento, es normal que al principio algunos detalles no estén bien pulidos o se hayan pasado por alto, que máquinas y herramientas sean las adecuadas y marchen con precisión, que el equipo humano no se conozca bien o no esté lo bastante acoplado. Siempre habrá que hacer ajustes, es preciso. Por esa razón prefiero siempre dejar un margen amplio de tiempo para hacer mi primera visita y así ver como es el lugar definitivo. Pero claro alguien tiene que acudir a estos restaurantes acabados de inaugurar. Algunos clientes han de pagar las novatadas de esos posibles desajustes, alguien les tiene que hacer ese rodaje.

En este caso yo he sido uno de esos clientes que ha acudido al restaurante acabado de abrir. Y no en una ocasión sino en dos. ¿Por qué me he saltado mi costumbre? Pues sencillamente porque está muy cerca de mi casa y me hacía mucha ilusión que el barrio cuente con un nuevo sitio al que poder acudir y disfrutar. También me animó bastante el ver que la afluencia de comensales es muy numerosa, con llenos completos, sobre todo los fines de semana; en días laborables también es mucho el flujo de clientes. Y esa es una buena garantía de que allí está pasando algo.

La carta es de cocina mediterránea, con algunos toques algo innovadores, pero sin pasarse.

Éste es el resumen de las dos visitas que hice

Hay cosas que hay que probar sí o sí. Unas croquetas de jamón son un buen elemento evaluador. Éstas superaron la prueba.

Estas otras de guiso de rabo de toro, estaban también buenas.

Sepia cocida acompañada de mahonesa de lima. A mí la sepia me gusta de todas formas, pero ésta en particular me resulta atractiva por ese toque exótico de la lima. Además estaba muy tierna.

Unas bravas hay que pedir siempre, para averiguar cuál es el esmero que se toman con esta popular tapa y así utilizarla de rasero para lo que tendrá que venir después. Éstas estaban bien, el nivel se prevé satisfactorio.

También una correcta ensalada de ventresca de atún y cebolla encurtida. Había que contentar a todos los compañeros de mesa.

Ensaladilla rusa con encurtidos y langostinos cocidos. Aquí eché en falta algo más de encurtidos, le faltaba vidilla, estando buena podía mejorarse con algo más de esos ingredientes, según mi gusto.

Un típico all i pebre de anguila. Estaba muy bueno, un ligero picante, ya sé que todo el mundo no tiene el umbral del picor en boca igual, pero este plato tiene que picar.

Arroz en "llanda" de presa ibérica con setas y queso Idiazabal. Éste fue el plato que más gustó, el que se recuerda varios días después.

Paella de bogavante y rape. Tenía que estar buena a la fuerza.

Entraña a la brasa. Se está popularizando mucho este corte de carne típico de Argentina. Corresponde a una pieza que está en el interior de las costillas de la ternera. Es muy suculento.

Lomo bajo de ternera con pimientos caramelizados. Este plato no salió en condiciones ya que la carne estaba tibia, con la temperatura baja, no sé si por que no se atemperó bien al principio o porque se dejó enfriar en el plato al tardarlo en servir. Una pena porque estaba muy sabrosa, era buena carne y la hubiera disfrutado mucho. Se lo comenté al propietario.

La carta de vinos me gusta bastante, tiene algunas referencias que me parecen interesantes, como este Godello sobre lías de la DO Valdeorras, es el proyecto de un aviador Fernando González. Es un vino con aromas de flores blancas entrelazadas con toques cítricos y cremosos procedentes de las lías. En boca tiene buena estructura, cuerpo medio y persistente. Me encanta.

El siguiente está elaborado por Bodegas Viña Mayor en la Ribera del Duero, es un vino complejo y con mucha personalidad, debido al método de su crianza  de 12 meses en barrica y 10 más en botella, se perciben aromas de frutos negros y rojos, flores violetas y notas especiadas. En boca es equilibrado, sabroso y elegante con un punto fresco y mineral. Me gusta mucho.

El tercer vino fue este Rioja, crianza 2018, elaborado por Bodegas Palacio, es de gran intensidad aromática, con recuerdos de frutas rojas maduras y dulces sensaciones especiadas sobre un fondo de vainilla y eucalipto. Inunda la boca insistiendo en los recuerdos frutales, esta vez envueltos en unos sedosos taninos. Delicado, elegante y muy sabroso. Persistente y con un final largo, amplio y equilibrado. Una pasada de vino. Espectacular.

En conclusión, para el poco tiempo que lleva abierto el restaurante se ve que el nivel va progresando, la experiencia es satisfactoria, seguro que se disfruta mucho más dentro de nada.