Buscando un poco de tranquilidad nos fuimos a Oliva, la ciudad costera más al sur de la provincia de Valencia, donde además encontramos una muy buena oferta para comer. Hay buen nivel gastronómico, basado principalmente en la cocina tradicional a la que le saben dar un buen toque creativo y actual. El 18 de marzo teníamos previsto comer en Ca Fran, todo un acierto. Las instalaciones son amplias, bien decoradas, estructuradas en dos plantas, un comedor principal arriba y abajo una barra con unas pocas mesas desde las que se ve la cocina.
Aunque se puede comer a la carta te recomiendo que pruebes alguno de los dos menús que tienen todos los días. Uno esta basado en el puchero valenciano, con una entrada y la opción de pedir el arroz seco o meloso. El otro lo denominan menú especial, en el que puedes elegir tres entradas y un principal, que incluye, si quieres un arroz tradicional hecho en el horno moruno. Ambos son muy buenos y no te equivocarás elijas el que elijas.
El servicio del pan es espectacular, no hay más que ver la fotografía: aceitunas surtidas, all i oli, tomate rallado, aceite de oliva, mojama y, por supuesto, un buen pan. El alma se ilusiona cuando te llevan este previo a la mesa, no te digo ya la boca como reacciona.
Tuvimos la oportunidad y el acierto de elegir los dos menús, la entrada del de puchero eran unas cocas de pasta bona rellenas una de cebolla, otra de acelgas y la tercera de pisto de tomate y pimiento. Las tres estupendas, aunque nos gustó más la de cebolla.
El arroz del menú lo elegimos seco. Estaba exquisito. Un fondo sabroso y el arroz en su punto, con unos huesos con tuétano, como se puede apreciar. Llevaba la típica pelota y todas las carnes y verduras típicas de la zona. Ya sabemos que los pucheros o cocidos tienen multitud de versiones, según la zona.
Del otro menú, el que denominan especial, una de las entradas que pedimos fueron las alcachofas en texturas. Es la temporada y hay que aprovecharla. Había una crema de alcachofa en el fondo, sobre ella unas alcachofas confitadas muy buenas y coronando el plato unos chips de alcachofa crujientes y sabrosos. Feliz.
La siguiente entrada fueron unas croquetas de rabo de toro con un demi-glacé del propio guiso. Con un rebozado tipo panko perfecto, sin grasa de sobra y bien crujientes por fuera e hilosas por dentro, ahí había materia prima de verdad.
Acabamos las entradas con este pulpito hecho en el horno moruno con sus verduras y acompañado de una yema de huevo. El pulpo siempre es pulpo.
De plato principal de este menú elegimos el arroz hecho al horno. Este es uno de los platos menos ofertados en los restaurantes valencianos a pesar de ser uno de los mejores arroces que se pueden comer. Una suerte que aquí esté siempre en carta, aunque hay que encargarlo. No te lo pierdas.
Hay una buena carta de postres incluso alguno más que no figura en ella, como esta fabiola con helado de coco. Es un bizcocho muy esponjoso típico de la Comunidad Valenciana. Fenomenal.
Cuando me proponen algo novedoso no me puedo resistir, así ocurrió con este brownie de limón con helado de chocolate. Espectacular.
Con el contenido de esta comida había que elegir un vino tinto y el Bosque de Matasnos 2020 etiqueta blanca era ideal. Un Ribera del Duero de perfecta hechura, elaborado con las variedades Tempranillo 89%, Merlot 8% y Malbec 3%, con 12 meses de crianza en barrica. Un tinto frutal, redondo y con una madera bien integrada. Un vino delicioso.
Tengo pendiente volver a Ca Fran lo antes posible.