La belleza está en el interior
Una geoda por fuera es una roca de aspecto corriente, pero por dentro es como una joya, eso me pareció Casa Chaparro la primera vez que fui. Un local muy discreto en el exterior, que no llama nada la atención y que cuando entras y lo pruebas descubres un tesoro gastronómico. No te imaginas que en aquel lugar con tan poco atractivo por fuera pueda esconderse un restaurante con esta calidad. Es cocina de producto con una base muy tradicional, pero abierta a nuevas experiencias, aunque sin filigranas como aires insípidos, esferificaciones disparatadas, grotescos trampantojos o extravagancias varias. Es una cocina con fundamento y autenticidad.
El comedor es amplio, manteniendo las distancias de seguridad, las mesas bien vestidas y el servicio muy atento y diligente.
La carta es muy completa, tiene un buen surtido de entradas, unos treinta tipos de arroz, desde la clásica paella, arroz al horno, arroz del señoret, arroz negro, fideuá y otros muchos arroces que se enumeran. Gazpachos y carnes la completan, excepto pescados de gran formato, aunque si hay marisco, calamar, boquerones y all i pebre.
Suele haber algunas sugerencias del chef fuera de carta, según el mercado y la temporada. Se puede hacer una comida completa sin necesidad de recurrir a platos de cuchara.
Nosotros empezamos con unas ostras que estaban perfectas.
A continuación unas croquetas de carrillera de cerdo muy correctas y sabrosas.
Quisimos probar también las croquetas de merluza y langostinos, que me sorprendieron mucho, por lo exquisitas que estaban.
Una fritura de piparras, pimientos de Padrón y colas de gambón ligeramente salteadas. Este plato también gustó mucho.
Unos boquerones a la andaluza, con un rebozado muy ligero y excelente.
La ensalada de tomate, cebolla, alcaparras, piparras, con ventresca de atún y anchoas. Espectacular.
Flores de calabacín rellenas de queso. Aquí hubo disparidad de opiniones, hay a quien le agrado mucho y a quien no tanto. El mundo es así, afortunadamente hay opiniones y gustos diferentes.
La torrija, sin pena ni gloria. Reconozco que soy difícil para los postres.
Coulant de chocolate. Mejor.
Tomamos dos vinos para acompañar a los diferentes platos, uno fue este “Javier Sanz Viticultor” 2020, variedad 100% verdejo de la DO Rueda, es un vino aromático que nos trae recuerdos a fruta fresca, con una buena acidez, equilibrado y sabroso.
La Quinta de Rafa. Elaborado por Bodegas Volver, con las variedades de syrah y garnacha tintorera, con seis meses de crianza en barricas de tercer año. Es un vino tinto de la DO Almansa, con muchas notas frutales, fresco, licoroso, pero carnoso y suave en boca, con cuerpo y buen postgusto. Es la segunda vez que lo pruebo y me va gustando cada vez más.
Casa Chaparro satisface y gratifica. Después de dudar al encontrar su situación, ya que te quedas algo perplejo por el entorno industrial en el que está ubicado, al entrar encuentras un local agradable y cómodo, un equipo competente, y pruebas una cocina a un nivel que no esperas hallar allí. Es todo un premio para los disfrutones amantes de la culinaria auténtica.
Fotografías: © Paco Palanca / Instagram: @ojoalplato.blog / Facebook: @ojoalplato /Twitter: @ojoalplato /Twitter: @pacopalanca