Es una gozada tener cerca de casa, 200 m., un restaurante de estas características. Lo que hace singular a este restaurante, por encima de todo, según mi criterio, es la calidad de su materia prima y el tratamiento adecuado que se le da, sutil, lo justo para respetar su naturaleza. Aunque su apuesta principal son los productos del mar como se refleja en la carta, no por eso descuida el sector de la carne, ni el de los arroces. Nosotros siempre que hemos ido nos hemos centrado en el pescado y sus vecinos de hábitat. Para empezar a preparar el cuerpo me apeteció un Campari y así vino. Este es un aperitivo que falta mucho en bastantes restaurantes, no sé por qué. El pan te lo puedes evitar, parece de panificadora industrial.
Empezamos con esta fritura de pescado, bien resuelta y bien surtida. Había colas de gamba, salmonetes, boquerones y pescadilla. Un completo vamos.
Después unas puntillas salteadas con habitas y puerro que estaban muy buenas, tanto unas como las otras, sabrosas y tiernas.
Continuamos con estas colas de gambas salteadas, exquisitas. ¡Que buen fondo habrán hecho sus cabezas! Tengo que advertirte que, debido al tamaño de las raciones, cuando llegaron los platos principales nos dimos cuenta de que habíamos pedido demasiado, cuando vengas pregunta si te pueden poner medias raciones, es mejor.
Uno de los principales que pedimos fue la estrella de la casa, la super lubina especial. La ración era de 600 gr., ya te imaginas el tamaño del bicho. Es un plato que tiene mucho éxito, ya te imaginarás porqué.
Fuera de carta tenían morrillo de atún y eso son palabras mayores. Lo pedimos pero nos defraudó un poco, tenía un sabor algo metálico, supongo que debido a la conservación, una lástima porque es una de las mejores piezas del atún.
El postre no nos gustó nada, esta tarta de tres chocolates solo a la vista ya te dice que no promete mucho, como así fue. Se quedó prácticamente entera.
Lo que sí triunfó y con honores fue el vino. Este Mar de Frades Finca Valiñas está espectacular. Elaborado con la variedad Albariño en la DO Rías Baixas, es un vino elegante y sofisticado, criado sobre sus propias lías y envejecido en madera durante seis meses, tiene un bouquet extraordinario, floral y afrutado. Un vino que disfrutamos mucho.
En Casa Eusebio comerás muy bien, te lo garantizo.