Fue tan buena la experiencia de comer en Casa Lac que apenas cinco semanas después, con motivo de nuestra visita a Zaragoza para la Gala de entrega de los premios PACO, volvimos a desear comer allí.
Además, un comentario del zaragozano Enrique Medina, chef del Restaurante Apicius de Valencia, sobre las pochas que cocinan allí, era motivación más que suficiente para querer probarlas y allí que nos fuimos.
Los pormenores de la primera experiencia los podéis ver aquí, valió la pena, por eso repetimos. Aunque en esta ocasión nos interesaba más probar los atractivos platos de las entradas que son toda una invitación a descubrir las maravillas de su seductora carta.
Empezamos con una ensalada de tomate de Tudela con ventresca, piparras fritas y polvo de aceituna negra en aceite. Pensarás que es algo sencillo y que se puede hacer en casa, puede que tú si seas capaz de hacerla, pero te digo que estaba impresionante, el tomate perfectamente pelado y con una salsa romesco en el fondo del plato que era la sorpresa final. Fantástica.
Cebolletas confitadas al chardonnay. La aparente sencillez de un plato lo hace más excelso, porque suele sorprenderte en los matices y en los sabores que no te esperas, como estos sencillos bulbos de cebolla que parecían hechos de pomada de mantequilla de tan tiernos que resultaban y una memorable salsa de vino chardonnay, que estaba espectacular, dándole, con su fina acidez, una réplica perfecta al dulzor de las liliáceas. Un plato que no olvidaré.
Pencas de acelga rellenas de jamón ibérico y velouté de hongos con salsa holandesa en pomada y gratinada. Tenía muchas ganas de probar este plato, me parece una sofisticación extrema lo que hacen con la penca de la acelga. Me sorprendió la consistente "costra" de rebozado que llevaban porque su textura prevalece sobre las demás y se pierden matices. Pero el plato, además de una genialidad, es una maravilla.
Pochas de Tudela con guindilla joven en vinagre. Llegó el turno del plato de cuchara, con la recomendación que me hizo Enrique Medina del Restaurante Apicius había que probarlas, sí o sí. Exquisitas, mantecosas, sabrosas y nada pesadas. Verdina y alubia blanca mezcladas. Acompañadas de algo que también es típico en la Comunidad Valenciana, aquí, a veces, servimos con algún arroz, sobre todo con el de "fesols i naps", este tipo de guindilla, "vitet" le llamamos nosotros.
Canelón de pasta fresca relleno de longaniza de Graus con salsa de foie y tartufata. Llegamos al plato conceptualmente más contundente de la comida pero curiosamente fácil de comer, dotado de una elegante ligereza y una complejidad organoléptica muy armónica. Rico, rico.
De postre una tarta de chocolate muy cremosa y suculenta, acompañada de un rico helado de maracuyá.
Este vino Particular, Garnacha 100% de Viñas Centenarias, cosecha 2015, me sorprendió muy gratamente. Está elaborado por la Bodega Particular de San Valero, en Cariñena. Su origen viene de la tradición que había en la bodega cuando los viticultores elaboraban alguna partida para su consumo privado. Es un vino de autor. Con una crianza en barrica de un mínimo de 12 meses y su posterior afinado en botella durante otros 18 meses al menos. Con una vida larga, ya han transcurrido ocho años desde su cosecha y está en plenitud. Con intensos aromas a frutos negros maduros, especiados y torrefactos. En boca es intenso, complejo, estructurado y equilibrado, con un largo postgusto. Me enamoró.
Esta comida me la apunto como otro éxito de Casa Lac.