El pasado 18 de noviembre la Bodega Marqués de Murrieta hizo la presentación de alguno de sus vinos en la sala de catas de Bodegas Santander-Beal’s, en la calle Alzira número 15 de Valencia.

Se trata de una bodega familiar, fundada en 1852 por el Marqués de Murrieta. Con la adquisición de la Finca Ygay, 300 hectáreas al sur de la Rioja Alta, se establecen las bases de lo que había de ser en el futuro. Se consideran una bodega pequeña, ya que elaboran solo el vino de las uvas que cultivan. Buscan un equilibrio entre la tradición y la modernidad.

Además de la finca de Rioja poseen una de 12 hectáreas en el Valle del Salnés, Pontevedra, dentro de la denominación Rias Baixas.

En esta finca elaboran el albariño Pazo de Barrantes. La producción en el año 2008, ha sido solo de unas 100.000 botellas. No se realiza ningún tipo de crianza en madera, solo en depósitos de acero inoxidable durante cinco meses.

Los albariños suelen ser unos vinos con una elevada acidez, lo que favorece su consumo después del primer año. En este caso no es una excepción, por eso una guarda en botella de un segundo año hace que el vino mejore.

Es de un color amarillo pajizo, muy limpio y brillante. Con aromas de flores blancas, cítrico de piña madura y algo mineral. En la boca es fresco y afrutado. Con una buena acidez, resulta algo punzante. Buen posgusto, muy aromático y largo en la boca.

Otro blanco elaborado por esta bodega pero esta vez en La Rioja es el Capellanía, un vino de reserva, 100% viura, procedente de un viñedo de 90 años de media. Se han elaborado, de esta añada del 2004, nada más que 46.000 botellas. Fermentado en acero inoxidable y criado durante 18 meses en barricas de roble francés.

De color amarillo dorado con reflejos oro. Presenta aromas de frutos secos, fruta, flores y miel. En la boca es un vino con cuerpo, astringente y poderoso. Acompaña muy bien a pescados ahumados, atún, arroces, queso azul y carnes blancas.

Le llegó el turno a los tintos riojanos, el primero de ellos fue el que da nombre a la Bodega, el Marqués de Murrieta reserva del 2004. Se han elaborado solo 90.000 botellas, con las variedades tempranillo, mazuelo y garnacha, todas ellas procedentes de la Finca Ygay. Criado durante 22 meses en barricas de roble americano y 12 meses en botella, antes de salir al mercado. Es de un color rojo picota de capa alta. Con aromas de violetas, lácteos, hierbas aromáticas, especias, balsámicos y tostados. Tiene una muy buena acidez y es muy equilibrado.

El último de los vinos presentados fue el Castillo de Ygay, gran reserva de 2001. Se han elaborado 60.000 botellas. Las variedades utilizadas han sido tempranillo y mazuelo, han tenido una crianza de 31 meses en barrila de roble americano y al menos tres años en botella. De color rojo oscuro con ribete rojo, aromas de fruta compotada, torrefactos, cuero, eucalipto y carne de caza. En la boca tiene una entrada dulce, suave, redondo, equilibrado y aterciopelado.

Me pareció una bodega que transmite muy bien su filosofía, mantener la calidad de los vinos a través de una producción muy controlada, tanto en el campo como en la bodega, de ahí que no aumenten la producción más allá de lo que ellos pueden cultivar en su propia finca. Tiradas cortas para mantener el espíritu familiar. Tradición e innovación.