Cocina tradicional del Líbano
Un nuevo restaurante de cocina libanesa ha abierto en el barrio de Russafa de València. Su impulsor Omar, se ha traído las recetas caseras de la familia para ofrecer su rica gastronomía a los aficionados al buen comer.
El local es amplio y luminoso, con una decoración sencilla pero muy atractiva. También dispone de terraza, tan importante en estos tiempos. Además se puede comprar para llevar a casa, tanto los platos de la carta como los panes o la repostería.
Hay detalles que, a mí particularmente, me resultan muy agradables y originales.
Dispone de una buena cava, con referencias de varias zonas, tanto nacionales como internacionales, aunque falta alguna representación de los vinos libaneses, lo que sería muy interesante.
El servicio de pan incluye tres variedades típicas, el conocido pan pita cocido en horno de piedra, markouk-saj, es un pan tradicional del Líbano elaborado con harina integral, es como una servilleta redonda de pan, con él se envuelven algunos ingredientes para confeccionar una especie de bocadillo. El tercero es un grissini zatar, es un pan de aceite aromatizado con zatar, que es una mezcla de especias de la cocina árabe del Oriente Próximo. La calidad de los panes es buena.
Éramos dos personas y pedimos dos entradas y un plato principal todo para compartir, pensando que después pediríamos algo más y el postre, pero no fue así, con lo que encargamos fue más que suficiente, ya que nos saciaron bastante y no pudimos tomar postres. Aquí podéis consultar la carta. Empezamos con una Mhuamara o Muhammara, es una ensalada de pimientos asados a la brasa, nueces, pan tostado, extracto de granada y especias. Muy rico, me encantó.
En segundo lugar tomamos Asabet Djej. Higaditos de pollo salteados en aceite de oliva, ajos, perejil y extracto de granada, servidos con yogur. No suelo tomar este tipo de hígado, pero me sorprendió gratamente. Los volvería a pedir con seguridad.
El plato principal fue Kharouf Meshwe, cordero asado a la parrilla durante seis horas y aderezado con especias. Va servido dentro de un pan markouk-saj, lleva una base de perejil y cebolla. Se come mezclando el cordero con los ingredientes del fondo y añadiendo el tomate, las verduras encurtidas y la salsa Tarator que lo acompañan. Estupendo el cordero y muy refrescantes los acompañamientos con los que lo sirven. Es un plato contundente pero exquisito.
La salsa Tarator se elabora con pasta de sésamo o tahini, limón, ajo y un poco de agua.
No pudimos tomar postres, pero nos obsequiaron con estos petit fours. Una pasta de chocolate rellena de anacardos, que tiene forma de canutillo. Y un Baklava con anacardos. Repostería típica libanesa. Deliciosos.
Para beber elegimos Sotorrondero, un vino de la bodega Jiménez Landi, ubicada en la DO Méntrida. Elaborado con las variedades Garnacha 70% y Syrah 30%. Muy agradable de beber, con matices frutosos y buen cuerpo.
Una magnífica experiencia comer en este restaurante. Hay que pedir con cautela pues algunos platos son muy saciantes. Pero todos los que probamos estaban ricos. Para volver pronto.
Fotografías: © Paco Palanca / Instagram: @ojoalplato.blog / Facebook: @ojoalplato /Twitter: @ojoalplato /Twitter: @pacopalanca