Cuatro cócteles de cava, o cocktails de champagne
Cóctel Cava
Con la llegada del calor se me ha ocurrido que no hay por que renunciar a la coctelería. Ya sabemos que existen los famosos tragos largos, como el gin tónic, cuba libre, Campari con naranja, o cualquier combinado con zumos de frutas, pero hay otras opciones, que a mí personalmente me parecen más interesantes. Son los cócteles a base de vino espumoso, cava o champagne, según lo que tengáis a mano.
Os voy a presentar cuatro cócteles o cocktails de champagne, dos con zumo de frutas y otros dos con licores.
El primero es muy conocido en España, pero sobre todo en Valencia, es el denominado “Agua de Valencia”. Éste cóctel tuvo su origen en el Café Madrid de la calle Abadía de San Martín de Valencia. Por el año 1959 Constante Gil, su propietario, lo inventó en un momento de inspiración, pero no fue hasta los años 70 del siglo pasado cuando empezó a popularizarse.
Hay muchas versiones y copias, realizadas con ánimo de favorecer el uso de unos u otros elementos, pero éste cóctel lleva sólo cuatro ingredientes entre los que predomina el cava. Como es una bebida que se suele tomar en grupo las proporciones vienen dadas para un litro de cóctel. Son estas: una botella de cava, brut, seco o semi-seco, según el gusto del consumidor, pero lo más adecuado es el brut, por el acompañamiento que lleva,
una copa de vodka y ginebra, una entre las dos bebidas, no una de cada,
un vaso de zumo de naranja natural.
Es costumbre tomarlo en copa de cóctel, yo prefiero esta.
Sale un litro de cóctel. 750 ml de cava, más 200 ml de zumo de naranja, más 60 ml de ginebra y vodka, total 1.010 mililitros.
El segundo es también un cóctel con zumo de frutas, en este caso el famoso Bellini. Inventado en 1948 por Giuseppe Cipriani en el Harry’s Bar de Venecia, el mismo señor que inventó, allá por los años treinta el carpaccio.
Este cóctel es de elaboración muy sencilla, pero no es fácil de conseguir un buen resultado, ya que la importancia está en el melocotón que se utiliza para su preparación.
El original se realiza con zumo de melocotón blanco procedente del norte de Italia, pero nosotros solo disponemos del melocotón amarillo o rojo. Con esa limitación podemos intentar conseguir el mejor Bellini.
En nuestro caso hemos utilizado melocotones de secano, los hemos triturado y exprimido la pulpa de dos unidades para obtener un zumo natural. Pero lo normal es recurrir a un zumo embotellado de calidad.
Las proporciones son un cuarto de zumo de melocotón y tres cuartos de cava. Ya está.
Lo importante es conseguir una original mezcla de sabores, teniendo una bebida alcohólica con apenas 7 u 8 grados, que a la vez resulta refrescante.
El tercero,¿quién no ha deseado en más de una ocasión pedir un cóctel de champagne? pero ante la duda de lo que nos fuesen a servir nos hemos contenido y hemos pedido algo más conocido por nosotros y, seguro también, por el barman.
Pues éste es el famoso cóctel, sencillo pero espectacular. A mí me gusta mucho.
En una copa de flauta (cava) ponemos un terrón de azúcar, para mi gusto si es medio mejor, sobre él depositamos unas gotas de angostura.
Ese biter oscuro que va en pequeñas botellas envueltas en un papel.
Después añadimos un chorrito de brandy, como 2 cl, o lo que es lo mismo dos cucharadas soperas de brandy.
Ya solo nos queda rellenar con cava y listo, a disfrutar.
Esto no deja de ser una adaptación del original, ya que el auténtico se elabora con champagne y cognac, pero ya nadie discute la validez de este cambio.
Sobre este cóctel seguro que hay mucha gente que hace sus variaciones personales, al margen de la de cava por champagne etc. Pero cuando esto ocurre los cócteles se desvirtúan, no solo este, sino todos, pasan a ser otra cosa, algo diferente, los sabores cambian. Si en lugar de brandy o cognac utilizamos whisky estamos haciendo otra cosa no un cóctel de champagne. Lo mismo con el agua de Valencia, el kir royal o con el Bellini, los ingredientes son los que se han indicado, las variaciones suponen hacer algo distinto, que te puede gustar más, no lo niego, pero es otra cosa.
El cuarto cóctel es el Kir Royal, éste se le atribuye a Félix Kir, alcalde de la ciudad de Dijón (Francia) durante la segunda guerra mundial.
Es también muy sencillo y nada problemático para obtener un buen resultado, solo es necesario proveerse de una botella de licor de cassis, que venden en las tiendas especializadas de vinos y licores. Yo compré una botella de “un litro” por poco más de seis euros y os aseguro que tengo cassis para años. En las celebraciones es un buen detalle ofrecer una copa de kir royal a los invitados. Es sorprendente, probadlo.
Las proporciones son una parte de cassis y cinco de cava.
En las fotos se aprecia bien la proporción
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