De nuestra reciente visita a Sevilla nos hemos traído unas cuantas experiencias sobre restaurantes que te vamos a recomendar. La selección es árdua, ya que tenemos que elegir, de una ciudad que apenas conocemos, unos pocos restaurantes tratando de no fallar, dado que la estancia es corta y no hay tiempo de maniobra. Pero hemos vuelto bastante satisfechos y empezamos esta miniguía con un establecimiento de mucho nivel por la calidad de su materia prima y de su personal.
El restaurante se configura en tres espacios, una amplia terraza, una zona de barra con mesas altas y un comedor destinado a restaurante. La zona de barra se llena hasta los topes. En el comedor, con una decoración más minimalista, la carta es más clásica pero de calidad y con interés, con algunos platos sorprendentes, mientras que en la barra se come a base de tapas, generosas de tamaño y platos para compartir.
En su oferta predominan los pescados y mariscos llegados de las costas andaluzas, estos configuran la parte central de la carta. Hay desde clásicos como la Ensaladilla de gambas o Albóndigas del día (Corvina/Pargo/Urta/Mero), hasta propuestas más innovadoras como unos Chicharrones de Tarantelo de Atún Rojo o un Tartar de Carabinero. Tienen una selección de queso Payoyo, mariscos y pescados del día, una sección especial exclusiva de carabinero y también un apartado dedicado al atún rojo de almadraba.
Iniciamos la comida con este surtido de tomates que en carta se anuncia como "Verbena de tomates de temporada aliñados". Nos sorprendió gratamente ya que no es fácil encontrar hoy en día tomates con sabor.
En la carta hay toda una sección dedicada a este maravilloso marisco, el carabinero. Los hay en formato de pavía de carabinero, en ensaladilla, con caviar o con huevos rotos, nosotros optamos por pedirlo en tartar. Excelente elección, aunque cualquiera nos hubiera valido.
Otro de los magníficos platos que pedimos fue este bacalao confitado a baja temperatura en aceite de oliva virgen extra y su pil-pil. ¿A que suena bien?
La fritura en Andalucía es todo un arte y estos boquerones de Punta Umbría nos pareció que debían acabar en nuestra mesa. Una decisión acertada.
Este pescado no es muy habitual en nuestros mercados de Valencia y por eso cuando lo encuentro me gusta pedirlo. Gracias a sus carnes blancas, prietas y sabrosas resulta exquisito. Parecido al mero, su sabor es fruto de sus gustos «sibaritas», ya que se alimenta básicamente de marisco (gambitas y almejas preferiblemente). Aquí están esos tacos rebozados de borriquete de Conil.
Con la misma idea del plato anterior también pedimos unos tacos de corvina de la costa, pero en esta ocasión solo media ración, era por probarla, nos dijeron que estaba fresquísima y lo pudimos comprobar.
Dicen que el atún es como el cerdo del mar, del que también se aprovecha todo. Quizás por esa similitud han nombrado a este plato como chicharrones de tarantelo de atún rojo. Esta pieza se encuentra situada en la parte media inferior del pez, entre la ventresca y la cola blanca. Es semigrasa y muy sabrosa. Venía cubierta con una salsa "colorá". Un bocado exquisito.
Como prepostre nos apeteció probar los quesos de la cabra autóctona de la Sierra de Cádiz, que tan merecida fama tienen. Tenemos un queso de oveja de la Sierra de Grazalema curado en manteca, el queso de cabra payoya emborrado, se llama así porque en los últimos meses de curación se recubre con aceite y salvado de trigo, y el último es un queso azul de cabra payoya. Todos ellos resultan muy sabrosos, de intensidad creciente de izquierda a derecha, intensos pero elegantes.
La carta de postres es escueta, había tocino de cielo, tarta de queso y torrija, además de varios helados. Brillaba con luz propia esta pasión de chocolate, compuesta de un bizcocho de cacao, crema y mousse de chocolate, helado de chocolate y crujiente de chocolate negro. El rey indiscutible de los postres.
El vino que tomamos fue este El Zarzal 2022 de la Bodega Emilio Moro, en la DO Bierzo. Elaborado exclusivamente con la variedad Godello, fermentado a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable con posterior crianza sobre lías en fudres de roble francés. Resulta un vino eminentemente frutal. En la copa evoluciona hacia notas elegantes de cítricos y de fruta blanca madura. En boca es equilibrado, con volumen medio y buena untuosidad. Nos encantó, está muy bueno.
Si estás en Sevilla no te puedes perder este restaurante.